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1 Reyes 8:30 - Biblia Martin Nieto

30 Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel te hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos; escúchalos y perdona.

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Biblia Reina Valera 1960

30 Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Que atiendas las peticiones humildes y fervientes de mi parte y de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. Sí, óyenos desde el cielo donde tú vives y, cuando nos escuches, perdona.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Escucha la súplica de tu servidor y de tu pueblo Israel cuando vengan a orar a este lugar. Escúchala desde lo alto del cielo, del lugar donde tú habitas, escucha y perdona.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y Tú oirás la oración de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar. ¡Sí!, oye desde el lugar de tu morada en los cielos, y cuando hayas oído, entonces perdona.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Escucha, pues, la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha desde el lugar de tu morada, en el cielo. Escucha y perdona.

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1 Reyes 8:30
26 Tagairtí Cros  

escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelo a la tierra que diste a sus padres.


escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enséñales el buen camino por donde deben andar y manda la lluvia sobre la tierra que le diste en heredad.


escúchala tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona; da a cada uno según su conducta, pues sólo tú conoces el corazón de todos los hombres;


escúchale tú en el cielo, lugar de tu morada, y haz todo lo que ese extranjero te haya pedido, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman, como tu pueblo Israel, y reconozcan que tu nombre es invocado en este templo que he construido.


escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y súplica; hazles justicia,


oró así: 'Señor, Dios de nuestros padres, tú eres el Dios de los cielos, tú gobiernas los reinos de la tierra, tú tienes en tu mano la fuerza y el poder; nadie puede resistirte.


Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos, escúchalos y perdona.


si este mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, reza, busca mi rostro y se convierte de sus malos caminos, yo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.


Escucha mi grito suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo mis manos hacia tu templo santo.


Señor, tú has sido muy bueno con tu tierra, has hecho volver a los cautivos de Jacob,


El Señor pasó delante de él y proclamó: 'El Señor, el Señor, Dios clemente y misericordioso, tardo para la ira y lleno de lealtad y fidelidad,


que conserva su fidelidad a mil generaciones y perdona la iniquidad, la infidelidad y el pecado, pero que nada deja impune, castigando la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación'.


Porque de la multitud de las preocupaciones nacen los sueños, y por el exceso de palabras se dicen disparates.


Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido.


El rey Darío, siguiendo el consejo, firmó el documento de prohibición.


¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes más, por amor de ti mismo, oh Dios mío!, pues tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo'.


Al Señor Dios nuestro la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él


perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,


'Vosotros rezad así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,


Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es justo y fiel, nos perdona nuestros pecados y nos purifica de toda injusticia.


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