El rey dijo: 'Esto no os importa a vosotros, hijos de Sarvia. Si el Señor le ha ordenado que me maldiga, nadie podrá pedirle cuentas'.
2 Samuel 3:39 - Biblia Martin Nieto Yo soy débil todavía, aunque haya recibido la unción real, y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. Que el Señor pague al que hizo el mal según su malicia'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad. Biblia Nueva Traducción Viviente Y aunque soy el rey ungido, estos dos hijos de Sarvia —Joab y Abisai— son demasiado fuertes para que yo los controle. Por eso, que el Señor les dé a estos hombres malignos su paga por sus malas acciones». Biblia Católica (Latinoamericana) Yo, por ahora, a pesar de que he recibido la consagración real, puedo hacer bien poca cosa; esos hombres, los hijos de Seruya, son más duros que yo. ¡Que Yavé haga pagar el mal al que lo hizo!' La Biblia Textual 3a Edicion Y yo, aunque ungido como rey, he sido benévolo, mientras que esa gente, los hijos de Sarvia, han sido más duros que yo. ¡Que YHVH pague al malvado conforme a su maldad! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo soy al presente todavía débil, a pesar de haber sido ungido rey, y estos hombres, los hijos de Servia, son más duros que yo. ¡Pague Yahveh al malhechor conforme a su malicia!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y yo soy débil hoy, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son muy duros para mí; Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su maldad. |
El rey dijo: 'Esto no os importa a vosotros, hijos de Sarvia. Si el Señor le ha ordenado que me maldiga, nadie podrá pedirle cuentas'.
Vosotros sois mis hermanos, hueso mío y carne mía. ¿Por qué sois los últimos en hacer que vuelva el rey?
Abisay, hijo de Sarvia, dijo: '¿Es que no va a morir Semeí, que maldijo al ungido del Señor?'.
Y el rey dijo a sus servidores: '¿No os dais cuenta de que hoy ha caído en Israel un príncipe y un gran hombre?
y el Señor la hará recaer sobre su cabeza; pues mató a dos hombres justos y mejores que él, y los asesinó a espada sin que lo supiera mi padre David: a Abner, hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Yéter, general del ejército de Judá.
Tú no lo perdones; eres inteligente y sabrás lo que tienes que hacer con él para que baje al abismo con sus canas tintas en sangre'.
David se decía: 'Mi hijo Salomón es todavía joven y tierno, y la casa que tiene que edificar al Señor ha de ser famosa en todo el mundo por su esplendor y grandeza. Quiero dejarle hechos los preparativos'.
El rey David dijo a toda la asamblea: 'Mi hijo Salomón, el único elegido por Dios, es todavía joven e inexperto, y la obra es grande, pues la casa no es para los hombres, sino para el Señor Dios.
y se le han unido unos hombres miserables y perversos que se impusieron a Roboán, hijo de Salomón, pues era joven todavía y tímido y no los pudo resistir.
cada mañana reduciré al silencio a todos los bandidos del país, extirparé de la ciudad del Señor a todos los criminales.
Dales según sus hechos, según la maldad de sus acciones; trátalos según las obras de sus manos, págales con la misma moneda.
y se lo hace beber hasta la última gota a todos los malvados de la tierra.
Un rey sentado sobre el trono del juicio disipa con su mirada todo mal.
Quita al malvado de la presencia del rey, y su trono se consolidará en la justicia.
y dile: Pon atención, estáte tranquilo, no temas, no desmaye tu corazón por causa de esos dos tizones humeantes; por el furor de Rasín, rey de Siria, y del hijo de Romelías,
El rey Sedecías respondió: 'En vuestras manos está, puesto que el rey no puede nada contra vosotros'.
Pero aquellos hombres se presentaron atropelladamente ante el rey y le dijeron: 'No olvides, oh rey, que, según la ley de los medos y los persas, ninguna prohibición o edicto que haya dado el rey puede ser revocada'.
Pero si no obráis así, pecaréis contra el Señor, y sabed que vuestro pecado pesará sobre vosotros.
pues la autoridad está al servicio de Dios para ayudarte a portarte bien. Pero si te portas mal, échate a temblar, porque no en vano la autoridad lleva la espada y está al servicio de Dios para castigar al delincuente.
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño; el Señor le dará su merecido.
Dios hizo igualmente recaer sobre la cabeza de los hombres de Siquén el mal que habían hecho, cumpliéndose la maldición de Jotán, el hijo de Yerubaal.