Salmos 28 - Biblia Martin Nieto1 De David 2 Escucha mi grito suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo mis manos hacia tu templo santo. 3 No me arrebates con los malvados y con los malhechores, que hablan de paz a los demás, y su corazón está lleno de malicia. 4 Dales según sus hechos, según la maldad de sus acciones; trátalos según las obras de sus manos, págales con la misma moneda. 5 No se fijan en los hechos del Señor ni en la obra de sus manos: que él los destruya y ya no se alcen más. 6 Bendito sea el Señor porque ha escuchado mi grito suplicante. 7 El Señor es mi fortaleza, él es mi escudo; mi corazón confió en él, y él me socorrió; me alegro de todo corazón y le doy gracias cantando. 8 El Señor es la fuerza de su pueblo, la fortaleza que salva a su mesías. 9 Salva a tu pueblo, bendice tu heredad, sé tú su pastor y guíalos siempre. |
Evaristo Martín Nieto©