Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza.
Génesis 3:10 - Nueva Biblia Española (1975) El contestó: Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Biblia Nueva Traducción Viviente El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. Biblia Católica (Latinoamericana) Este contestó: 'He oído tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí.
Yavé Dios replicó:' La Biblia Textual 3a Edicion Y contestó:° He oído tu sonido en el huerto y he tenido miedo porque estoy desnudo; y me he escondido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él contestó: 'Oí el ruido de tus pasos por el jardín, y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. |
Los dos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no sentían vergüenza.
El Señor Dios le replicó: Y ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿A que has comido del árbol prohibido?
Se les abrieron los ojos a los dos, y descubrieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonar de la trompeta y la montaña humeante. Y el pueblo estaba aterrorizado, y se mantenía a distancia.
Y dijeron a Moisés: Háblanos tú y te escucharemos; que no nos hable Dios, que moriremos.
Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.
Moisés, viendo que el pueblo estaba desmandado por culpa de Aarón, que lo había expuesto al ataque enemigo,
Temen en Sión los pecadores, un temblor se apodera de los perversos: '¿Quién de nosotros habitará en un fuego devorador, quién de nosotros habitará en una hoguera perpetua?'.
aparezca tu desnudez, véanse tus vergüenzas. Tomaré venganza inexorable.
¿Quién te asustaba, a quién temías para negarme y no acordarte de mí ni pensar en mí? ¿No es que yo callaba y disimulaba, y por eso no me temías?
Pero ahora tememos morir devorados por ese fuego violento; si seguimos oyendo la voz del Señor, nuestro Dios, moriremos;
y eso aunque nuestra conciencia nos condene, pues por encima de nuestra conciencia está Dios, que lo sabe todo.
(Miren, voy a llegar como un ladrón. Dichoso el que está en vela con la ropa puesta, así no tendrá que pasear desnudo dejando ver sus vergüenzas).