Apocalipsis 16 - Nueva Biblia Española (1975)1 Oí una voz potente que salía del santuario y decía a los siete ángeles: 'Vayan a derramar en la tierra las siete copas del furor de Dios'. 2 Se alejó el primero, derramó su copa en la tierra y apareció una llaga maligna y enconada en los hombres que llevaban la marca de la fiera y veneraban su imagen. 3 El segundo derramó su copa en el mar y el mar se convirtió en sangre de muerto; todo animal marino murió. 4 El tercero derramó su copa en los ríos y fuentes y se convirtieron en sangre. 5 Oí que el ángel de las aguas decía: Tú, el que eras y eres, el santo, tienes razón en dar esta sentencia: 6 a los que derramaron sangre de consagrados y profetas les diste a beber sangre. Se lo merecen. 7 Y oí que el altar decía: Así es, Señor Dios, soberano de todo, tus sentencias son legítimas y justas. 8 El cuarto derramó su copa en el sol e hizo que quemara a los hombres con su ardor; 9 los hombres sufrieron quemaduras por el enorme calor y maldecían el nombre de Dios que dispone de tales plagas, en vez de arrepentirse y darle la razón. 10 EL quinto derramó su copa sobré el trono de la fiera y su reino quedó en tinieblas; los hombres se mordían la lengua de dolor 11 y maldecían al Dios del cielo por los dolores y las llagas, pero no enmendaron su conducta. 12 El sexto derramó su copa sobre el gran río, el Eufrates, y se quedó seco, dejando preparado el camino a los reyes que vienen del Oriente. 13 De la boca del dragón, de la boca de la fiera y de la boca del falso profeta vi salir tres espíritus impuros en forma de ranas. 14 Los espíritus eran demonios con poder de efectuar señales y se dirigían a los reyes de la tierra entera con el fin de reunirlos para la batalla del gran día de Dios, soberano de todo. 15 (Miren, voy a llegar como un ladrón. Dichoso el que está en vela con la ropa puesta, así no tendrá que pasear desnudo dejando ver sus vergüenzas). 16 Y los reunieron en el lugar llamado en hebreo Harmagedón. 17 El séptimo derramó su copa en el aire y del interior del santuario salió una voz potente que venía del trono y decía: 'Es un hecho'. 18 Se produjeron relámpagos, estampidos y truenos, y un terremoto tan violento que desde que hay hombres en la tierra no se ha producido terremoto de tal magnitud. 19 La gran ciudad se hizo tres pedazos y las capitales de las naciones se derrumbaron. Recordaron a Dios que hiciera beber a la gran Babilonia la copa de su vino, el furor de su cólera. 20 Todas las islas huyeron, los montes desaparecieron. 21 Granizos como adoquines' cayeron del cielo sobre los hombres, y los hombres maldijeron a Dios por el daño del granizo, pues el daño que hacia era terrible. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.