Cuando oyó Esaú las palabras de su padre dio un grito atroz, y, amargado en extremo, dijo a su padre: Bendíceme a mí también, padre.
Ester 4:1 - Nueva Biblia Española (1975) Cuando Mardoqueo supo lo que pasaba, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal, se echó ceniza y salió por la ciudad lanzando gritos de dolor: ¡Desaparece un pueblo inocente! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que había ocurrido, se rasgó su ropa, se vistió de tela áspera, se arrojó ceniza y salió por la ciudad llorando a gritos con un amargo lamento. Biblia Católica (Latinoamericana) Al enterarse Mardoqueo de esas determinaciones rasgó su ropa, se puso un saco y se cubrió de ceniza, luego salió a recorrer la ciudad lanzando gritos desgarradores. La Biblia Textual 3a Edicion Mardoqueo supo todo lo que se había hecho. Entonces Mardoqueo rasgó sus vestidos y se vistió de saco° y de ceniza, y entró al medio de la ciudad,° y allí clamó amargamente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando Mardoqueo supo todo lo que estaba ocurriendo, rasgó sus vestiduras, se vistió de sayal, se cubrió de ceniza y salió por toda la ciudad, clamando con grandes y amargos clamores, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor. |
Cuando oyó Esaú las palabras de su padre dio un grito atroz, y, amargado en extremo, dijo a su padre: Bendíceme a mí también, padre.
Jacob rasgó su manto, se ciñó un sayal e hizo luto por su hijo muchos días.
Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo.
Tamar se echó polvo a la cabeza, se rasgó la túnica y se fue gritando por el camino, con las manos en la cabeza.
Y llegó hasta la puerta del palacio real, que no podía franquearse, llevando un sayal.
De provincia en provincia, según se iba publicando el decreto real, todo era un gran duelo» ayuno, llanto y luto para los judíos; muchos se acostaron sobre saco y ceniza.
Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra
Job tomó una tejuela para rasparse con ella, sentado en medio de la ceniza.
Se lamentan Jesbón y Elalé, hasta en Yahas se escucha su clamor; por eso a Moab le tiemblan los ijares, respira jadeando.
Por eso digo: Dejen de mirarme y lloraré amargamente, no porfíen en consolarme de la derrota de mi pueblo.
Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió un sayal y se dirigió al templo del Señor;
y despachó a Eliaquín, el mayordomo de palacio; a Sobná, el secretario, y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amos:
¿Es ése el ayuno que el Señor desea, el día en que el hombre se mortifica? Mover la cabeza como un junco, acostarse sobre estera y ceniza, ¿a eso lo llaman ayuno, día agradable al Señor?
La llevaron a bruñir antes de empuñarla; ya está afilada la espada, ya está bruñida para ponerla en manos del sicario.
Y tú, hijo de Adán, gime doblando la cintura, gime amargamente a la vista de ellos.
Después me dirigí al Señor Dios implorándole con oraciones y súplicas, con ayuno, sayal y ceniza.
Por eso gimo y me lamento, camino descalzo y desnudo, hago duelo como aúllan los chacales y gimo como las avestruces.
¡Se acerca el día grande del Señor! Se acerca con gran rapidez: el día del Señor es más ágil que un fugitivo, más veloz que un soldado.
' ¡Ay de ti, Corazín, ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en ustedes, hace tiempo que se habrían arrepentido con sacos y cenizas.
Al enterarse los apóstoles, Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto y sé abrieron paso por medio del gentío gritando:
Josué se rasgó el manto, cayó rostro en tierra ante el arca del Señor y estuvo así hasta el atardecer, junto con los concejales de Israel, echándose polvo a la cabeza.
pero haré que mis dos testigos profeticen vestidos de saco mil doscientos sesenta días'.