Así sabemos que Dios nos ama y confiamos en el amor que él nos tiene. Dios es amor. El que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él.
El SEÑOR pasó frente a él y le dijo: «YAVÉ, el SEÑOR, es Dios misericordioso y compasivo, que no se enoja con facilidad, lleno de fiel amor y lealtad.
Muestra su fiel amor por mil generaciones y perdona culpas, ofensas y pecados. Sin embargo no se olvida de castigar a los culpables. Castiga a los hijos y a nietos, hasta la tercera y la cuarta generación, por los pecados de sus padres».
Dios no es un ser humano para que mienta o cambie de opinión. ¿Acaso él no hace lo que dice, o no cumple lo que promete?
Esta es la vida eterna: que ellos te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú enviaste.
En cuanto al Todopoderoso, no podemos llegar a él. Él es poderoso, justo e intachable. No es opresor.
Entonces reconoce ahora que el SEÑOR tu Dios es el único Dios. Es un Dios fiel que mantiene por mil generaciones su pacto y fiel amor hacia todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos,
»Señor DIOS, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. No hay nada demasiado difícil para ti.
¿Es que no lo sabes? ¿Nunca lo has oído? El SEÑOR es el Dios eterno, el Creador de todo el mundo. Nunca se cansa ni se fatiga. Nadie puede entender completamente la sabiduría de Dios.
A su debido tiempo, Dios hará que él regrese. Bendito sea Dios, el único que tiene completa autoridad. Es el Rey de reyes y el Señor de Señores.
Señor, tú eres un Dios compasivo y bondadoso, un Dios que no se enoja con facilidad; lleno de fiel amor y fidelidad.
Por eso su amor debe crecer cada vez más hasta que tengan el completo amor que tiene su Padre en el cielo.
Pero el Espíritu produce el fruto de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No existe ninguna ley en contra de esas cosas.
Tú ya eras Dios aun antes que las montañas se formaran y que crearas la tierra y el mundo. Tú eras y siempre serás Dios.
Todo lo bueno que hemos recibido, todo don perfecto que viene de arriba es de Dios, del Padre creador de los astros del cielo, en quien nunca hay cambio ni sombra.
Por causa del SEÑOR me alegro mucho y todo mi ser se llena de felicidad. Porque me ha vestido de salvación y me ha puesto una capa de libertad. Quedé como un novio vestido para la boda o como una novia adornada con sus joyas.
No hay nada creado en el mundo que se pueda esconder de Dios; todo está desnudo y expuesto a su vista. Es a él a quien tendremos que rendirle cuentas de nuestra vida.
Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció el SEÑOR y le dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive como a mí me agrada, siéndome completamente fiel.
Tienes que entender que Dios ha sido muy paciente y bondadoso contigo, esperando que cambies. Pero tú piensas que su paciencia nunca termina y no te das cuenta de que él es bueno contigo para que cambies tu vida.
El SEÑOR es compasivo y justo; nuestro Dios es misericordioso.
El SEÑOR protege a la gente sencilla; me quedé sin fuerzas y él me salvó.
Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todo lo que hace es justo. Dios es fiel, verdadero, digno de confianza, y no actúa con maldad.
Qué grande es la riqueza de Dios, qué enorme su sabiduría y entendimiento. Nadie puede explicar las decisiones de Dios, ni puede entender lo que hace y cómo lo hace.
El SEÑOR es bueno y compasivo, no se enoja con facilidad y rebosa de fiel amor.
El SEÑOR es bueno para con todos y muestra compasión hacia todo lo que ha creado.
Todos pecaron y por eso no pueden participar de la gloria de Dios.
Dios, por su generoso amor, aprueba a todos gratuitamente. Es un regalo de Dios hecho posible porque Jesucristo hizo lo necesario para liberarnos del pecado.
Dios ofreció a Jesucristo para hacer posible, por medio de su muerte, el perdón de los pecados. El perdón se recibe a través de la fe. Él ofreció a Jesucristo como sacrificio para demostrar que él siempre es justo en lo que hace. Lo demostró en el pasado cuando en su paciencia pasó por alto los pecados de muchos, y también ahora al aprobar a todo aquel que confía en Jesús.
SEÑOR, tú me has examinado y sabes todo de mí.
Aun allí me tomarías de la mano y me conducirías; tú fuerte mano derecha me ayudaría.
Si yo pensara que seguramente en la oscuridad podría esconderme o que la luz de mi alrededor se hiciera noche,
ni siquiera la oscuridad es oscura para ti. No importa cuán oscura sea una noche, para ti seguirá siendo tan clara como el día. Para ti es lo mismo el día que la noche.
Tú hiciste todo mi ser, tanto mis sentimientos como mi cuerpo, desde que me hiciste tomar forma en el vientre de mi madre.
Te agradezco porque me hiciste de una manera maravillosa; sé muy bien que tus obras son maravillosas.
Tú sabes todo de mí. Tú viste mis huesos crecer mientras mi cuerpo se formaba en el vientre de mi madre.
Tú viste formarse cada parte de mi cuerpo; todo ya estaba escrito en tu libro; fueron formadas a su debido tiempo, sin faltar una sola de ellas.
Mi entendimiento no puede con tus pensamientos; la suma de ellos es inmensa.
Si pudiera contar cada uno de tus pensamientos, serían más numerosos que los granos de arena, y cuando terminara de contarlos, tendría todavía que continuar.
Dios mío, cómo quisiera que les quitaras la vida a los perversos, que te llevaras a esos asesinos lejos de mí,
Tú sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aunque me sienta lejos de ti, tú conoces cada uno de mis pensamientos.
esos que hablan mal de ti y usan tu nombre para hacer falsos juramentos.
¿Acaso no tengo la actitud correcta? ¿Acaso no odio y desprecio a los que tú desprecias?
Los odio con todas mis fuerzas; tus enemigos son también mis enemigos.
Dios mío, examíname y conoce mis pensamientos; ponme a prueba y reconoce todos mis pensamientos.
Fíjate si tengo algún mal pensamiento y guíame por el sendero que me lleva hacia ti.
Sabes para dónde voy y en dónde me acuesto. Tú sabes todo lo que hago.
SEÑOR, tú sabes lo que voy a decir aun antes de que las palabras salgan de mi boca.
Hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete. Esas dos cosas nos dan confianza a los que nos hemos refugiado en él. Nos fortalecen para continuar en la esperanza que Dios nos da.
Dios mío, me inclinaré hacia tu santo templo y alabaré tu nombre, tu fiel amor y tu lealtad. Tu nombre está por encima de todos, porque tú cumples lo que prometes.
SEÑOR, tu fiel amor llega hasta el cielo, tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las montañas más altas y tus sentencias más profundas como el amplio océano. Tú, SEÑOR, eres quien protege a los seres humanos y a los animales.
No temas, estoy contigo. Yo soy tu Dios, no tengas miedo. Te fortaleceré, sí, te ayudaré. Te salvaré con mi mano victoriosa.
Cristo existió antes que todas las cosas, y todo el universo sigue su curso gracias a él.
¿Qué podemos decir de todo esto? Si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros.
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben cómo darles cosas buenas a sus hijos, imagínense cuánto más dispuesto estará su Padre celestial a darles lo que le pidan.
¿Se olvida una madre del bebé que amamanta? ¿No tiene compasión del hijo que dio a luz? Aun si eso pasara, yo no te olvidaré.
Confía en el SEÑOR totalmente, no en tu propia sabiduría.
Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas, y él te ayudará a vivir rectamente.
Solo en Dios hallo descanso, es el único que me puede rescatar.
No confíen en la extorsión ni en el pillaje; no crean que su riqueza los salvará.
Dios dice que hay solo una cosa en la que realmente podemos confiar, y yo lo creo: que la fortaleza viene de Dios
y que tú, Señor, tienes fiel amor; tú le pagarás a la gente conforme al bien o al mal que hayan hecho.
Solo él es mi roca y mi salvación; como él es mi refugio, no seré derrotado.
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y se lo estamos anunciando a ustedes: Dios es luz y no hay oscuridad en él.
Porque su enojo dura solo por un momento, pero luego su favor sigue dando vida. Por la noche hubo llanto, pero al amanecer hubo canto.
y enséñenles a obedecer todo lo que yo les he mandado. Tengan presente que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.
Le pido a mi Dios que les dé a ustedes todo lo que necesitan, conforme a las espléndidas riquezas que tiene en Jesucristo.
Tú les das paz a los que se mantienen pensando en ti, porque en ti han puesto su confianza.
Sabemos que Dios obra en toda situación para el bien de los que lo aman, los que han sido llamados por Dios de acuerdo a su propósito.
Dios es nuestro refugio y fortaleza; siempre está dispuesto a ayudarnos en los momentos difíciles.
No importa cuántas promesas haya hecho Dios, Cristo siempre ha sido el «sí» de todas ellas. Por eso, por medio de Jesucristo, cuando alabamos a Dios decimos: «Así sea».
El nombre del SEÑOR es como una torre fortificada, a donde corre el justo para salvarse.
en realidad él fue traspasado debido a nuestra rebeldía. Fue magullado por las maldades que nosotros hicimos. El castigo que él recibió hizo posible nuestro bienestar. Sus heridas nos hicieron sanar a nosotros.
Miren a las aves del cielo, ellas no siembran ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros. Sin embargo, su Padre que está en el cielo les da alimento. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
Que Dios, quien da esperanza, los llene de toda alegría y paz a ustedes que tienen fe en él. Así tendrán tanta esperanza que llegará a otros por el poder del Espíritu Santo.
Pero cuando siento miedo, pongo toda mi confianza en ti.
Confío en Dios y alabo su promesa. Si tengo puesta mi confianza en él, ¿qué podrá hacerme el ser humano?
El SEÑOR está cerca de todos los que lo buscan; de los que lo buscan sinceramente.
Cumple los deseos de los que lo respetan; escucha sus peticiones de ayuda y los salva.
Fijemos nuestra mirada en Jesús, en quien la fe empieza y termina. En vez del gozo que podía haber tenido, sufrió la muerte en la cruz y aceptó la humillación como si no fuera nada. Después se sentó a la derecha del trono de Dios.
»Ustedes son la luz que alumbra al mundo. Una ciudad que está en un monte no se puede esconder.
SEÑOR, Dios nuestro, tú has hecho muchas maravillas. Tienes planes maravillosos para nosotros; eres incomparable. No me alcanzan las palabras cuando intento contar tus maravillas.
El SEÑOR te guiará permanentemente, dará satisfacción a tus necesidades cuando estés en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como un jardín, como manantial de agua que nunca se seca.
Estoy convencido de que Dios empezó una buena obra entre ustedes y la continuará hasta completarla el día en que Jesucristo regrese.
Pero los que tienen su esperanza puesta en el SEÑOR renovarán sus fuerzas. Les crecerán alas como a las águilas; correrán sin fatigarse, caminarán sin cansarse.
me pregunto: «¿Qué es el ser humano? ¿Por qué te acuerdas de él? ¿Qué es la raza humana? ¿Para qué te ocupas de ella?»
Tú has creado a los seres humanos casi como dioses y los has llenado de honor y gloria.
Pero la compasión de Dios es muy grande, y él nos amó con un inmenso amor.
Estábamos muertos espiritualmente a causa de nuestras ofensas contra Dios, pero él nos dio vida al unirnos con Jesucristo. Fíjense, ustedes fueron salvos solo gracias a la generosidad de Dios.
Tú reservas grandes bendiciones para los que te honran. Las preparaste a la vista de los seres humanos, para los que encuentran refugio en ti.
No amen el dinero, sino conténtense con lo que tienen. Porque Dios dijo: «Nunca te abandonaré ni te dejaré solo».
Dios siempre cumple sus promesas, y él es quien los ha llamado a compartir la vida con su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
En cambio, Dios nos demostró su amor en que Cristo murió por nosotros aun cuando éramos pecadores.
Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara lo que sus manos han hecho.
Sus decisiones valen más que el oro puro; son más dulces que la miel recién salida del panal.
Previenen de todo peligro a quienes te respetan. Los que te obedecen serán recompensados.
¿Quién puede darse cuenta de absolutamente todos sus errores? Así que te pido que me ayudes a no cometer pecados sin darme cuenta.
Protégeme de la soberbia; no dejes que la soberbia gobierne mi vida. Solo así podré estar puro y libre de toda culpa.
SEÑOR, tú eres mi roca; eres quien me salva. Deseo que te complazca todo lo que digo y pienso.
Cada día cuenta mensajes y cada noche transmite conocimiento.
No se escucha lenguaje ni palabras, ni se emite una voz que podamos oír.
Sin embargo, su voz atraviesa el mundo entero, sus palabras llegan al último rincón de la tierra. En el cielo el SEÑOR le armó una carpa al sol.
Así que, primero busquen el reino de Dios y su justicia, y Dios les dará todo lo que necesitan.
El pecado da como pago la muerte, pero Dios da como regalo la vida eterna en unión con nuestro Señor Jesucristo.
Reconozcan que el SEÑOR es Dios; él nos creó y le pertenecemos. Nosotros somos su pueblo, las ovejas que él mismo cuida.
Entren por sus puertas con canciones de agradecimiento, y a sus patios con canciones de alabanza. Agradézcanle y alaben su nombre.
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.
Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su fiel amor es para siempre.
Todas las naciones me rodearon, pero las vencí en el nombre del SEÑOR.
Me rodearon una y otra vez, pero me defendí en el nombre del SEÑOR.
Me rodearon como un enjambre de abejas, pero se extinguieron como fuego entre espinos. En el nombre del SEÑOR me defendí del ataque.
Violentamente me daban empujones para que cayera, pero el SEÑOR me ayudó.
El SEÑOR es mi fuerza y mi canto de victoria. Él es mi Salvador.
Se escuchan los cantos de victoria y alegría en los hogares de los justos. La mano del SEÑOR ejerce el poder.
El SEÑOR levanta su mano en señal de victoria; la mano del SEÑOR ejerce el poder.
No moriré, pues viviré para contar lo que ha hecho el SEÑOR.
El SEÑOR me castigó con dureza, pero no me entregó a la muerte.
Ábranse, puertas justas, y entraré a agradecer al SEÑOR.
Que diga Israel: «Su fiel amor es para siempre».
Te agradezco porque me hiciste de una manera maravillosa; sé muy bien que tus obras son maravillosas.
Puesto que ustedes fueron resucitados con Cristo de la muerte, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Ustedes se han revestido de una nueva forma de ser. Dios los está haciendo nuevos a imagen de aquel que los creó hasta que lleguen al pleno conocimiento de él.
En esta nueva vida ya no importa si uno es judío o no, circuncidado o no, culto o ignorante, esclavo o libre. Cristo está en todos nosotros y él es lo único que importa.
A ustedes Dios los amó y los eligió para que sean su pueblo santo. Por eso, vivan siempre con compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia.
No se enojen unos con otros, más bien, perdónense unos a otros. Cuando alguien haga algo malo, perdónenlo, así como también el Señor los perdonó a ustedes.
Pero lo más importante de todo es que se amen unos a otros porque el amor es lo que los mantiene perfectamente unidos.
Permitan que la paz de Cristo controle siempre su manera de pensar, pues Cristo los ha llamado a formar un solo cuerpo para que haya paz; y den gracias a Dios siempre.
Permitan que el mensaje de Cristo viva plenamente entre ustedes. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que Dios les da. Canten salmos y canciones espirituales con el corazón lleno de agradecimiento a Dios.
Siempre dediquen al Señor Jesús todo lo que digan y lo que hagan, dando gracias a Dios Padre a través de Jesús.
Esposas, estén dispuestas a servir a su esposo, que es lo que deben hacer como seguidoras del Señor.
Esposos, amen a su esposa y no la traten mal.
Concéntrense en las cosas celestiales y no en las terrenales,
Si yo no hubiera seguido con amor tus enseñanzas, mis sufrimientos ya habrían acabado conmigo.
Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los poderes diabólicos, ni lo presente, ni lo que vendrá en el futuro, ni poderes espirituales,
ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios que se encuentra en nuestro Señor Jesucristo.
Yo confié sinceramente en el SEÑOR, y él escuchó mi oración.
SEÑOR, no he guardado para mí la maravilla de tus obras. He hablado públicamente de tu justicia y de tu salvación. No he escondido a la gran asamblea tu fiel amor ni tu verdad.
No seas tacaño, SEÑOR, con tu compasión. Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.
Porque se me han venido encima muchas desgracias. Mis pecados me han atrapado y no puedo escapar de ellos. Son tantos los pecados que he cometido, que he perdido todo el valor.
SEÑOR, por favor rescátame. ¡SEÑOR, ven pronto a ayudarme!
Que todos los que buscan destruirme terminen sintiéndose avergonzados y humillados. Que los que quieren hacerme daño se retiren sin lograr nada.
Que los que se burlan de mí retrocedan avergonzados.
Y que los que buscan tu ayuda, encuentren dicha y felicidad. Que los que aman tu salvación puedan alabarte siempre diciendo: «¡Cuán grande es el SEÑOR!»
Señor, ten compasión de mí, aunque sea tan solo un hombre pobre e indefenso. Dios mío, tú eres quien me ayuda y me salva. ¡No llegues demasiado tarde!
El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción; me sacó del barro y del lodo. Me puso los pies en la roca, en tierra firme, donde puedo andar con seguridad.
Por el poder de Dios que obra en nosotros, él puede hacer mucho más de lo que jamás podríamos pedir o imaginar.
Todos nosotros nos habíamos perdido como ovejas. Cada uno agarró su propio camino. Pero el SEÑOR cargó en él todo el castigo que nosotros merecíamos.
Pero ustedes son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa, y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.
No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él.
»Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré descansar.
Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso.
Ellos le preguntaron a Jesús: —¿Eres el que iba a venir o debemos esperar a alguien más?
Mi enseñanza es agradable y mi carga es fácil de llevar».
El SEÑOR dice: «Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de obrar.
Porque así como el cielo está tan arriba de la tierra, de igual manera mi manera de obrar es tan diferente a la de ustedes. Mis pensamientos son más altos que los suyos.
Tú sabes todo de mí. Tú viste mis huesos crecer mientras mi cuerpo se formaba en el vientre de mi madre.
Tú viste formarse cada parte de mi cuerpo; todo ya estaba escrito en tu libro; fueron formadas a su debido tiempo, sin faltar una sola de ellas.
La palabra de Dios vive, es poderosa y es más cortante que cualquier espada de dos filos, penetra tan profundo que divide el alma y el espíritu, las coyunturas y los huesos, y juzga los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón.
Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado; tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.
Entonces Jesús les dijo a sus seguidores: —Si alguien quiere ser mi seguidor, tiene que renunciar a sí mismo, aceptar la cruz que se le da y seguirme.
«todo» porque a Dios no le importa si uno es judío o no, pues el mismo Señor es Señor de todos. Es generoso con todos los que le piden ayuda,
porque «Todos los que confíen en el Señor serán salvos».
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado el entendimiento para conocer al único Dios verdadero. Nosotros lo conocemos, pues estamos en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna.
Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por la fidelidad del Hijo de Dios, quien me amó y entregó su vida para salvarme.
El SEÑOR es tu protector. El SEÑOR siempre está a tu lado como una sombra, para protegerte.
El sol no te lastimará durante el día ni la luna durante la noche.
Que el fiel amor y la lealtad nunca te abandonen. Átalos a tu cuello, escríbelos en tu corazón,
No te pelees con nadie, si no te ha hecho ningún mal.
No envidies al violento, ni elijas ninguno de sus caminos.
Porque el SEÑOR detesta al perverso, pero es el mejor amigo del hombre honesto.
El SEÑOR maldice el hogar del perverso, pero bendice el del justo.
Se burla de los burlones, pero es bueno con los humildes.
Los sabios son dignos de respeto, pero los brutos solo merecen deshonor.
así recibirás la aprobación y el aprecio de Dios y de la gente.
»Entonces el rey dirá a los que estén a su derecha: “¡Vengan, ustedes han sido bendecidos por mi Padre! Reciban el reino que ha sido preparado para ustedes desde el comienzo del mundo.
Como un pastor, él cuidará su rebaño. Con su brazo reunirá los corderos, los llevará junto a su pecho y llevará a descansar a las ovejas recién paridas.
SEÑOR, tú me has examinado y sabes todo de mí.
Aun allí me tomarías de la mano y me conducirías; tú fuerte mano derecha me ayudaría.
Si yo pensara que seguramente en la oscuridad podría esconderme o que la luz de mi alrededor se hiciera noche,
ni siquiera la oscuridad es oscura para ti. No importa cuán oscura sea una noche, para ti seguirá siendo tan clara como el día. Para ti es lo mismo el día que la noche.
Tú hiciste todo mi ser, tanto mis sentimientos como mi cuerpo, desde que me hiciste tomar forma en el vientre de mi madre.
Te agradezco porque me hiciste de una manera maravillosa; sé muy bien que tus obras son maravillosas.
Tú sabes todo de mí. Tú viste mis huesos crecer mientras mi cuerpo se formaba en el vientre de mi madre.
Tú viste formarse cada parte de mi cuerpo; todo ya estaba escrito en tu libro; fueron formadas a su debido tiempo, sin faltar una sola de ellas.
Mi entendimiento no puede con tus pensamientos; la suma de ellos es inmensa.
Si pudiera contar cada uno de tus pensamientos, serían más numerosos que los granos de arena, y cuando terminara de contarlos, tendría todavía que continuar.
Dios mío, cómo quisiera que les quitaras la vida a los perversos, que te llevaras a esos asesinos lejos de mí,
Tú sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aunque me sienta lejos de ti, tú conoces cada uno de mis pensamientos.
Tenemos esa esperanza tan fuerte y segura como un ancla que nos sostiene. Nuestra esperanza llega más allá de la cortina del Lugar Santísimo del cielo.
Dios mostró su favor hacia nosotros hasta tal punto que dio a su propio Hijo para que muriera por nosotros. Siendo así, ¿cómo no nos va a dar, junto con él, todo lo que tiene?
Cuando veo el cielo que hiciste con tus dedos, y la luna y las estrellas que pusiste en su lugar,
me pregunto: «¿Qué es el ser humano? ¿Por qué te acuerdas de él? ¿Qué es la raza humana? ¿Para qué te ocupas de ella?»
Él creó el cielo, la tierra y los mares y todo lo que habita en ellos; él sigue fiel para siempre.
Por lo tanto, el SEÑOR espera para apiadarse de ustedes. Se levanta para mostrarles compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia, afortunados todos los que esperan en él.
La paciencia y el ánimo vienen de Dios. Le pido a él que les conceda vivir en armonía unos con otros como quiere Jesucristo.
Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso.
pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.
Levanta del polvo al pobre, y al necesitado lo saca de la basura,
para sentarlo con gente importante, los principales de su pueblo.
En el reino de Dios lo importante no es lo que comamos o bebamos, sino vivir con justicia y buscar la paz y la felicidad que trae el Espíritu Santo.
No hay nada más precioso que tu fiel amor. Los seres humanos buscan protección bajo tus alas.
A su debido tiempo, Dios hará que él regrese. Bendito sea Dios, el único que tiene completa autoridad. Es el Rey de reyes y el Señor de Señores.
Dios es el único que no muere; vive en una luz tan brillante que nadie se le puede acercar. Nadie ha visto a Dios y nadie puede verlo. ¡A él sea el honor y poder por toda la eternidad! Así sea.
El SEÑOR Dios brilla sobre nosotros y nos protege; nos bendice con bondad y gloria. El SEÑOR no le niega ninguna bendición al que vive con integridad.
porque quiso que su pueblo entendiera esa grandiosa y maravillosa verdad para todas las naciones, que antes no les había mostrado. El plan secreto es Cristo que vive en ustedes, que les da la esperanza de disfrutar la gloria.
El SEÑOR es mi luz y mi salvación. ¿A quién podría yo temerle? El SEÑOR me protege, así que no le temo a nadie.
Tu fiel amor es mejor que la vida misma, mis labios te alaban.
Te alabaré con mi vida; alzaré las manos en tu nombre al adorarte.
No seas tacaño, SEÑOR, con tu compasión. Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.
Pero el Espíritu produce el fruto de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
Olvida, SEÑOR, los pecados que cometí en mi juventud cuando fui un rebelde. Muéstrame tu bondad, recuérdame con fiel amor.
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo. Sobre sus hombros descansa la autoridad y se le han puesto estos nombres: Hacedor de grandes planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe que trae la paz.
Siempre tomo en cuenta primero al SEÑOR; nada me hará tambalear, pues él está a mi lado.
Por eso mi corazón estará lleno de alegría y hasta mi cuerpo vivirá seguro por siempre.
Porque lo importante es glorificar a Dios en todo, ya sea al comer, al beber o al hacer cualquier otra cosa.
para darle al pueblo afligido de Sion una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, vestido de alabanza en vez de espíritu triste. Ellos serán llamados robles de justicia, la planta gloriosa del SEÑOR.
Mientras aguardan, confíen en el SEÑOR. Sean fuertes y valientes, y esperen que el SEÑOR les ayudará.
He sufrido mucho en la vida y he pasado por dificultades, pero tus mandamientos siempre me dan placer.
El que hable, que hable de acuerdo con las palabras de Dios; el que sirve, que sirva con el poder que Dios da. Que todo lo que hagan sea para alabar a Dios por medio de Jesucristo, a quien pertenecen el poder y la gloria para siempre. Así sea.