en la fraternidad cariñosos los unos para con los otros; en la honra previniéndoos los unos a los otros;
Mas el que tuviere la vida del mundo, y viere a su hermano en la necesidad, y le cerrare sus entrañas ¿cómo permanece en él el amor de Dios?
He aquí un doctor de la Ley se levantó probándole y diciendo: ¡Maestro! ¿qué haré para heredar vida eterna?
El le dijo: En la Ley, ¿qué está escrito? ¿Cómo lees?
El, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu fuerza y de toda tu mente (Deut. 6:5), y a tu prójimo como a ti mismo (Lev. 19:18).
Díjole: Bien respondiste. Haz esto y vivirás.
Mas él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: Y ¿quién es mi prójimo?
Y le contestó Jesús: Un hombre descendía de Jerusalem a Jericó y cayó en manos de salteadores los cuales, después de despojarle y herirle, se fueron, dejándole medio muerto.
Por casualidad un sacerdote descendía por aquel camino, y viéndole pasó de largo.
Así mismo un levita, llegando al lugar y viéndole, pasó de largo.
Mas un samaritano, que viajaba, vino cerca de él y viéndole fué movido a compasión;
y acudiendo vendóle las heridas echando aceite y vino. Poniéndole sobre su propia bestia le llevó a una posada y cuidó de él.
Y al día siguiente al partir, sacando dos denarios, los dio al mesonero, y díjole: Cuidad de él; y cualquier cosa que demás gastares, yo al regresar te lo pagaré.
¿Cuál, pues, de estos tres, te parece haber sido prójimo de aquél que cayó en manos de los salteadores?
Y él dijo: El que practicó la misericordia con él. Díjole Jesús: Ve y tú haz lo mismo.
porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me hospedasteis;
desnudo, y me vestísteis; me enfermé, y me visitasteis; en cárcel estaba, y vinisteis a mí.
Entonces le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos? ¿o sediento, y te dimos de beber? y
¿cuándo te vimos forastero, y te hospedamos? ¿o desnudo y te vestimos?
¿cuándo te vimos enfermo y en cárcel y vinimos a ti?
Y les responderá el Rey: De cierto os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, los más pequeños, a mí me lo hicisteis.
Dios, pues, puede hacer abundar en vosotros toda gracia, para que teniendo en todo siempre todo lo necesario abundéis para toda obra buena,
No os olvidéis de la beneficencia y de la contribución, porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Sed los unos con los otros buenos, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, como también Dios en Cristo os perdonó.
penamos trabajando con nuestras propias manos; injuriados, bendecimos; perseguidos, soportamos:
¿De qué sirve, hermanos míos, si uno dice tener fe y no tiene obras? ¿Puede la fe salvarlo?
Si un hermano o una. hermana están desnudos y careciendo del diario alimento
y que uno de vosotros les dijere: Id en paz, calentaos y hartaos, pero no les diereis las cosas necesarias al cuerpo, ¿de qué sirve?
Así también la fe si no tuviere obras es muerta en sí misma.
Debemos nosotros los fuertes llevar las flaquezas de los débiles y no agraciarnos a nosotros mismos.
cada uno según el don que recibió, poniéndolo al servicio entre vosotros como buenos dispensadores de la multiforme gracia de Dios.
Dad y os será dado. Medida buena, apretada, remecida y colmada os dará en vuestro seno, porque con el metro con que medís, os será vuelto a medir.
Al que te pidiere dale, y al que quisiere tomar de tí prestado, no le vuelvas la espalda.
vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad,
sobrellevándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente si uno contra otro tiene queja, como también el Señor os perdonó así también vosotros,
mas sobre todas estas cosas vestíos del amor que es vínculo de la perfección.
Y le preguntaban las multitudes, diciendo: ¿Qué, pues, haremos?
Les respondió: El que tiene dos túnicas parta con el que no tiene, y el que tiene alimentos haga lo mismo.
El que hurta no hurte más, antes trabaje, obrando con sus manos lo bueno para que tenga de qué dar al que tiene necesidad.
Todo, pues, cuanto queráis que os hagan los hombres, así también vosotros hacedlo a ellos, porque esto es la Ley y los Profetas.
Porque vosotros a libertad fuisteis llamados, solamente no toméis la libertad por ocasión a la carne, pero por el amor servios los unos a los otros.
Les respondió: El que tiene dos túnicas parta con el que no tiene, y el que tiene alimentos haga lo mismo.
Y si uno diere de beber a uno de estos pequeños un vaso solo de agua fría, a nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su galardón.
En todo os demostré que así trabajando es menester sostener a los flacos, y acordarse de las palabras del Señor Jesús, porque él dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Os exhortamos, hermanos: amonestad a los desordenados, animad a los desalentados, soportad a los débiles, sed pacientes con todos.
Cada uno según se ha propuesto en su corazón, no con tristeza o por necesidad porque a dador alegre ama Dios.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Religión pura e inmaculada cerca del Dios y Padre es ésta: visitar a huérfanos y viudas en su tribulación y guardarse a sí mismo no contaminado del mundo.
Entonces les responderá: De cierto os digo, que en cuanto no lo hicisteis a uno de éstos, los más pequeños, ni a mí me lo hicisteis.
Si alguno dijere:'Amo a Dios' y aborrece a su hermano es mentiroso; pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, al Dios a quien no ha visto ¿cómo puede amarle?
Y éste es el mandamiento que tenemos de él, que el que ama a Dios ame también a su hermano
sea el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud ; el que hace misericordia, con alegría.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la hierbabuena, y el eneldo, y el comino, y habéis dejado lo más importante de la Ley: el juicio, y la misericordia, y la buena fe. Estas cosas debíais hacerlas, y no dejar aquéllas.
para andar de modo digno del Señor en todo agrado, llevando fruto en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios,
Gracias doy a mi Dios, haciendo siempre mención de vosotros
en toda oración mía por todos vosotros, haciendo con gozo la oración
por vuestra participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora,
Mas cuando haces banquete invita a pobres, mancos, cojos, ciegos,
y serás feliz porque no tienen cómo retribuírtelo. Pues te será retribuido en la resurrección de los justos.
Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonareis de todo corazón, cada uno a su hermano.
Por tanto, pues, como tenemos oportunidad, hagamos el bien a todos, sobre todo a los domésticos de la fe.
mas Dios confirma su amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo por nosotros murió;
a fin de que no haya división en el cuerpo, sino que los miembros tengan el mismo cuidado los unos de los otros.
Y si padece un miembro se compadecen todos los miembros; si es glorificado un miembro se gozan con él todos los miembros.
nada por rivalidad, ni por vanagloria, sino con la humildad estimando los unos a los otros superiores a vosotros mismos,
Oíd, mis queridos hermanos, ¿no escogió Dios a los pobres de este mundo, ricos en fe y herederos del reino que prometió a los que le aman?
sabemos pues que a los que aman a Dios, todo concurre en bien a los que, según propósito, son llamados
A nadie debáis nada, sino el amaros los unos a los otros; porque el que ama al otro ha cumplido la ley.
no que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que somos cooperadores de vuestro gozo; porque en la fe, estáis firmes.
Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad,
mansedumbre, continencia, contra las tales cosas no hay ley.
Y saliendo Jesús vio gran muchedumbre, y fué conmovido a compasión por ellos, y sanó a los enfermos de ellos.
Sed pues imitadores de Dios como hijos queridos;
y andad en amor como también el Cristo os amó y se entregó a sí mismo por nosotros en ofrenda y sacrificio a Dios en olor de perfume (Ex. 29:18).
En efecto, no es injusto Dios para olvidarse de vuestra. obra y del amor que mostrasteis para su nombre, habiendo asistido y asistiendo a los santos.
Porque en todo tiempo a los pobres los tenéis con vosotros, mas a mí no siempre me tenéis.
vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad,
mas ahora habiendo conocido a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios ¿cómo volvéis de nuevo a los flacos y pobres elementos a los cuales otra vez de nuevo queréis servir?
Mas dirá alguno: Tú tienes fe y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin las obras y yo te mostraré por mis obras mi fe.
Vended vuestros bienes y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro permanente en los cielos, donde ladrón no llega, ni polilla destruye,
Y si repartiere en limosnas toda mi hacienda, y si entregare mi cuerpo para ser quemado, y no tuviere amor, nada me aprovecha.
Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os acusan falsamente y persiguen.
no volviendo mal por mal o injuria por injuria, sino al contrario bendiciendo, sabiendo que a esto fuisteis llamados para que heredéis bendición,