Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación, mas tened buen ánimo. Yo he vencido al mundo.
Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Ya no habrá más muerte, ni llanto, ni grito, ni pena habrá más, porque las primeras cosas pasaron.
En efecto por la gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no de vosotros, es el don de Dios, no de obras para que nadie se alabe,
enseñándoles a guardar todo cuanto os mandé, y he aquí, yo estoy con vosotros hasta la consumación del siglo.
Sé estar en pobreza y sé estar en abundancia; en todo y entre todos estoy habituado y a tener hartura y a tener hambre y a tener sobra y a tener necesidad. Todo lo puedo en él que me conforta;
Mas buscad primeramente el reino de Dios y la justicia de él, y todas éstas cosas se os darán por añadidura.
El Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz, en el creer, para que abundéis en la esperanza con fuerza de espíritu santo.
porque de él somos hechura, criados en Cristo Jesús para obras buenas para las cuales Dios nos preparó para que anduviésemos en ellas (Col. 1.10).
Venid a mí, todos los que os fatigáis y estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
y considerémonos los unos a los otros para estímulo de amor y buenas obras; no abandonando la congregación de vosotros mismos, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos y tanto más cuanto veis acercarse el día.
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para vosotros.
teniendo esta confianza que el que comenzó en vosotros una obra buena la llevará a cabo hasta el cha de Jcsu-Cristo,
porque no nos dio Dios espíritu de cobardía, sino de fuerza y de amor y de buen sentido.
Ninguna palabra mala salga de vuestra boca sino alguna buena para edificación de la necesidad, para que dé gracia a los oyentes,
Y ésta es la libertad que tenemos para con él, que si algo pedimos según su voluntad, él nos oye,
Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, continencia, contra las tales cosas no hay ley.
De manera que si alguien es en Cristo nueva criatura, las cosas viejas pasaron, y he aquí se han hecho nuevas todas las cosas.
Por eso os digo: No os acongojéis por vuestra vida, qué comeréis y qué beberéis, ni por vuestro cuerpo, de qué os vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo que el vestido? Mirad las aves del cielo, no siembran ni siegan, ni allegan en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Y ¿quién de vosotros, acongojándose, puede añadir a su estatura un codo?
Lleguémonos pues con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para oportuno socorro.
Os exhorto pues, hermanos, por las misericordias de Dios a presentar vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, vuestro culto racional,
Así que, mis hermanos queridos, sed firmes, inconmovibles, abundando en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es vano en el Señor.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Haced todo sin murmuraciones y contiendas para que seáis irreprensibles y puros, hijos intachables de Dios en medio de una generación tuerta y perversa entre los cuales resplandecéis como lumbreras en el mundo,
Que si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; sea, pues, que vivamos, sea que muramos, del Señor somos.
y me dijo: Bástate mi gracia, porque la fuerza en flaqueza se consuma. De buena gana, pues, me alabaré en mis flaquezas para que acampe sobre mí la fuerza del Cristo;
Y todo lo que hiciereis en palabra o en obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesu-Cristo, dando gracias por él al Dios y Padre.
así también vosotros estimaos-muertos al pecado, mas vivientes a Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.
y a vosotros el Señor os haga aumentar y abundar en el amor los unos para con los otros y para con todos, como también nosotros para con vosotros, para fortalecer vuestros corazones irreprensibles en santidad delante del Dios y Padre nuestro, en la presencia de nuestro Señor Jesu-Cristo con todos sus santos. A
De suerte que con toda confianza decimos (Sal. 118:6): El Señor es mi ayuda, no temeré lo que me hará el hombre.
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