porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me hospedasteis; desnudo, y me vestísteis; me enfermé, y me visitasteis; en cárcel estaba, y vinisteis a mí. Entonces le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te alimentamos? ¿o sediento, y te dimos de beber? y ¿cuándo te vimos forastero, y te hospedamos? ¿o desnudo y te vestimos? ¿cuándo te vimos enfermo y en cárcel y vinimos a ti? Y les responderá el Rey: De cierto os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, los más pequeños, a mí me lo hicisteis.
Les respondió: El que tiene dos túnicas parta con el que no tiene, y el que tiene alimentos haga lo mismo.
Mas el que tuviere la vida del mundo, y viere a su hermano en la necesidad, y le cerrare sus entrañas ¿cómo permanece en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos de palabra, ni de lengua, sino en obra y verdad.
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser mirados por ellos; de otra manera no tenéis galardón cerca de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, hicieres limosnas, no toques trompeta delante de tí, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. De cierto os digo que cobran su salario. Mas tú, al hacer limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, de manera que sea tu limosna en lo secreto, y tu Padre que ve, en lo secreto, te lo devolverá en lo público.
¿De qué sirve, hermanos míos, si uno dice tener fe y no tiene obras? ¿Puede la fe salvarlo? Si un hermano o una. hermana están desnudos y careciendo del diario alimento y que uno de vosotros les dijere: Id en paz, calentaos y hartaos, pero no les diereis las cosas necesarias al cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe si no tuviere obras es muerta en sí misma.
Mas un samaritano, que viajaba, vino cerca de él y viéndole fué movido a compasión; y acudiendo vendóle las heridas echando aceite y vino. Poniéndole sobre su propia bestia le llevó a una posada y cuidó de él.
En todo os demostré que así trabajando es menester sostener a los flacos, y acordarse de las palabras del Señor Jesús, porque él dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
y esto es, quien siembra escasamente, escasamente también segará (Ezeq. 34:26). Cada uno según se ha propuesto en su corazón, no con tristeza o por necesidad porque a dador alegre ama Dios.
Al que te pidiere dale, y al que quisiere tomar de tí prestado, no le vuelvas la espalda.
porque les pareció bien a Macedonia y Acaia hacer cierta contribución para los pobres de los santos que están en Jerusalem, porque les pareció bien, y son deudores de ellos, porque si participaron de los bienes espirituales de ellos, los gentiles también deben servirles con los carnales.
Mas cuando haces banquete invita a pobres, mancos, cojos, ciegos, y serás feliz porque no tienen cómo retribuírtelo. Pues te será retribuido en la resurrección de los justos.
A los ricos, en el presente siglo, recomienda que no se ensoberbezcan, ni tengan su esperanza puesta en la incertidumbre de la riqueza, sino en el Dios viviente que nos procura todo ricamente en goces, que hagan bien, se enriquezcan de obras buenas, sean dadivosos, comunistas, atesorando para sí un buen capital para lo futuro para que echen mano a la que es realmente vida.
Religión pura e inmaculada cerca del Dios y Padre es ésta: visitar a huérfanos y viudas en su tribulación y guardarse a sí mismo no contaminado del mundo.
Y si uno diere de beber a uno de estos pequeños un vaso solo de agua fría, a nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su galardón.
Vended vuestros bienes y dad limosna, haceos bolsas que no se envejecen, tesoro permanente en los cielos, donde ladrón no llega, ni polilla destruye, porque donde está el tesoro de vosotros, allí también estará vuestro corazón.
en la fraternidad cariñosos los unos para con los otros; en la honra previniéndoos los unos a los otros;
No pues para que sea a otros alivio, y a vosotros apretura, sino para que por igualdad, en el momento presente la sobra de vosotros supla el déficit de ellos, para que también la sobra de ellos supla vuestro déficit, de modo que haya igualdad, como está escrito (Exod. 16:18): El que recogió mucho no tuvo más, y el que poco no tuvo menos.
Todo, pues, cuanto queráis que os hagan los hombres, así también vosotros hacedlo a ellos, porque esto es la Ley y los Profetas.
No os olvidéis de la beneficencia y de la contribución, porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Dad y os será dado. Medida buena, apretada, remecida y colmada os dará en vuestro seno, porque con el metro con que medís, os será vuelto a medir.
Dios, pues, puede hacer abundar en vosotros toda gracia, para que teniendo en todo siempre todo lo necesario abundéis para toda obra buena,
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
cada uno según el don que recibió, poniéndolo al servicio entre vosotros como buenos dispensadores de la multiforme gracia de Dios.
Y les responderá el Rey: De cierto os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, los más pequeños, a mí me lo hicisteis.
Debemos nosotros los fuertes llevar las flaquezas de los débiles y no agraciarnos a nosotros mismos.
En esto hemos conocido el amor en que él por nosotros puso su vida, y nosotros debemos poner la vida por los hermanos. Mas el que tuviere la vida del mundo, y viere a su hermano en la necesidad, y le cerrare sus entrañas ¿cómo permanece en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos de palabra, ni de lengua, sino en obra y verdad.
Y todos los creyentes estaban en el mismo lugar y tenían todas cosas comunes, y vendían las propiedades y las haciendas, y las repartían a todos según que uno había menester.
Sanad enfermos, limpiad leprosos, despertad muertos, echad fuera demonios. Gratuitamente recibisteis, gratuitamente dad.
Si un hermano o una. hermana están desnudos y careciendo del diario alimento y que uno de vosotros les dijere: Id en paz, calentaos y hartaos, pero no les diereis las cosas necesarias al cuerpo, ¿de qué sirve?
sea el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud ; el que hace misericordia, con alegría.
Oyendo esto, díjole Jesús: Aun una cosa te falta. Todo cuanto tienes, véndelo y distribúyelo a pobres y tendrás tesoro en los cielos, y acá, sigúeme.
Y fijando los ojos en él y espantado, dijo: ¿Qué hay, Señor? Y díjole: Tus oraciones y tus limosnas subieron en memorial delante de Dios;
siendo en todo enriquecidos para toda liberalidad, la cual produce por nosotros acción de gracias a Dios,
Os exhorto pues, hermanos, por las misericordias de Dios a presentar vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, vuestro culto racional, y no os conforméis a este siglo, mas transformaos por la renovación de vuestra mente, de suerte que probéis cuál es la voluntad de Dios, que es buena y agradable y perfecta.
Dícele Jesús: Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes, y dalo a pobres, y tendrás tesoro en el cielo y acá sigúeme.
Sí alguien no provee a los suyos y sobre todo a los de casa ha negado la fe, y es peor que un infiel.
Por tanto, pues, como tenemos oportunidad, hagamos el bien a todos, sobre todo a los domésticos de la fe.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y la justicia de él, y todas éstas cosas se os darán por añadidura.
El amor fraternal permanezca. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ésta, sin saberlo, algunos hospedaron a ángeles (Gen. 18:19).
Y la multitud de los que creyeron era de un corazón y de un alma, y ninguno decía ser propio algo de lo que les pertenecía, mas les eran comunes todas las cosas (c. 2:45). Y con gran fuerza los apóstoles daban la atestación de la resurrección del Señor Jesús, y gran gracia era sobre todos ellos. Ni había pues necesitado entre ellos porque todos los que eran propietarios de campos o de casas, vendiéndolos traían los precios de lo vendido y los ponían a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según lo que tenía necesidad (2:46).
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser mirados por ellos; de otra manera no tenéis galardón cerca de vuestro Padre que está en los cielos.
Mas el que tuviere la vida del mundo, y viere a su hermano en la necesidad, y le cerrare sus entrañas ¿cómo permanece en él el amor de Dios?
Mas ahora parto para Jerusalem, asistiendo a los santos, porque les pareció bien a Macedonia y Acaia hacer cierta contribución para los pobres de los santos que están en Jerusalem, porque les pareció bien, y son deudores de ellos, porque si participaron de los bienes espirituales de ellos, los gentiles también deben servirles con los carnales.
y dijo: Cornelio, fué escuchada tu oración y tus limosnas fueron recordadas delante de Dios.
Hermanos, si aun hubiese sido sorprendido un hombre en alguna falta, vosotros los espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, para que tú también no seas tentado.
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