Díganle a Amasa: ‘¿No eres tú también mi carne y mi sangre? Que Dios me castigue muy severamente si a partir de ahora no eres tú el comandante de mi ejército en lugar de Joab’”.
2 Samuel 3:9 - Versión Biblia Libre ¡Que Dios me castigue severamente si no ayudo a David a cumplir lo que el Señor le ha prometido! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como ha jurado Jehová a David, no haga yo así con él, Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Que Dios me castigue y aun me mate si no hago todo lo posible para ayudar a David a que consiga lo que el Señor le prometió! Biblia Católica (Latinoamericana) Maldígame Dios una y otra vez si no ayudo desde ahora a David para que se cumpla lo que Yavé ha dicho, La Biblia Textual 3a Edicion Así haga ’Elohim a Abner y aún le añada,° si lo que YHVH ha jurado a David no lo obtengo para él, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así haga Dios con Abner y aun esto le añada, si no hago en favor de David lo que Yahveh le juró: Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así haga Dios a Abner y aun le añada, si como Jehová ha jurado a David no hiciere yo así con él, |
Díganle a Amasa: ‘¿No eres tú también mi carne y mi sangre? Que Dios me castigue muy severamente si a partir de ahora no eres tú el comandante de mi ejército en lugar de Joab’”.
Amasa convenció a todo el pueblo de Judá para que apoyara unánimemente a David, así que enviaron un mensaje al rey: “Por favor, regresa, tú y todos los que están contigo”.
Entonces la gente se acercó a David y trataron de persuadirlo para que comiera algo durante el día. Pero David hizo un juramento, diciendo: “¡Que Dios me castigue severamente si como pan o cualquier otra cosa antes de la puesta del sol!”
Entonces Jezabel le envió un mensajero a Elías para decirle: “¡Que los dioses me hagan tanto y más si para mañana no he hecho que tu vida sea como la de los que mataste!”
Entonces el rey Salomón juró ante el Señor: “Que Dios me castigue, me castigue de verdad, si lo que Adonías ha pedido no le cuesta la vida.
Esta es la lista del número de guerreros armados que vinieron y se unieron a David en Hebrón para entregarle el reino de Saúl, como había dicho el Señor.
Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada. Que el Señor me castigue duramente si dejo que algo que no sea la muerte nos separe”.
Samuel le dijo: “¡El Señor te ha arrancado hoy el reino de Israel y se lo ha dado a tu prójimo, a uno que es mejor que tú!
¡Que Dios me castigue muy severamente si dejo vivo a uno solo de sus hombres para la mañana!”
“El Señor ha hecho contigo exactamente lo que te dijo a través de mí, pues el Señor te ha arrancado el reino y se lo ha dado a tu vecino, David.
“¿Qué te ha dicho?” preguntó Elí. “No me lo ocultes. Que Dios te castigue muy severamente si me ocultas algo de lo que te dijo”.