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Rut 1:17 - Versión Biblia Libre

17 Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada. Que el Señor me castigue duramente si dejo que algo que no sea la muerte nos separe”.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. ¡Que el Señor me castigue severamente si permito que algo nos separe, aparte de la muerte!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Donde tú mueras, yo moriré, y allí seré sepultada. Así me haga YHVH, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Donde mueras moriré, y allí seré sepultada. Que Yahveh me haga esto y me añada lo otro, si no es sólo la muerte la que nos separe'.

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Rut 1:17
18 Referencias Cruzadas  

Pero Itai le respondió al rey: “¡Vive el Señor y vive su majestad, dondequiera que esté su majestad, viva o muerta, allí estará su servidor!”


Díganle a Amasa: ‘¿No eres tú también mi carne y mi sangre? Que Dios me castigue muy severamente si a partir de ahora no eres tú el comandante de mi ejército en lugar de Joab’”.


Entonces la gente se acercó a David y trataron de persuadirlo para que comiera algo durante el día. Pero David hizo un juramento, diciendo: “¡Que Dios me castigue severamente si como pan o cualquier otra cosa antes de la puesta del sol!”


¡Que Dios me castigue severamente si no ayudo a David a cumplir lo que el Señor le ha prometido!


Después de enterrarlo, dijo a sus hijos: “Cuando muera, entiérrenme en la tumba donde está enterrado el hombre de Dios. Coloquen mis huesos junto a los suyos.


Entonces Jezabel le envió un mensajero a Elías para decirle: “¡Que los dioses me hagan tanto y más si para mañana no he hecho que tu vida sea como la de los que mataste!”


Entonces el rey Salomón juró ante el Señor: “Que Dios me castigue, me castigue de verdad, si lo que Adonías ha pedido no le cuesta la vida.


Ben Adad le respondió: “¡Que los dioses me hagan tanto y más si queda suficiente polvo en Samaria para dar a mis súbditos un puñado a cada uno!”


“¡Que Dios me castigue muy severamente si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, queda hoy sobre sus hombros!”, declaró.


Escucha lo que tengo que decirte, hija; presta atención, por favor. Olvídate de tu pueblo y tu familia.


Cuando llegó y vio con sus propios ojos cómo estaba obrando la gracia de Dios, se deleitó en esto. Y animó a todos a que se consagraran por completo a Dios y a mantenerse fieles.


Pero considero que mi vida no tiene ya valor para mí mismo. Solo quiero terminar mi misión y el ministerio que el Señor Jesús me dio de ser testigo de la buena noticia de la gracia de Dios.


Pero Rut contestó: “Por favor, no sigas pidiéndome que te deje y vuelva. Donde tú vayas, yo iré. Donde tú vivas, viviré yo. Tu pueblo será mi pueblo. Tu Dios será mi Dios.


Él te dará una nueva vida y te mantendrá en tu vejez, porque tu nuera, que te ama y que es mejor que siete hijos para ti, lo ha dado a luz”.


Saúl dijo: “¡Que Dios me castigue muy severamente si no mueres, Jonatán!”


Pero si mi padre planea hacerte daño, que el Señor me castigue muy severamente, si no te lo hago saber enviándote un mensaje para que puedas salir a salvo. Que el Señor esté contigo, como lo estuvo con mi padre.


¡Que Dios me castigue muy severamente si dejo vivo a uno solo de sus hombres para la mañana!”


“¿Qué te ha dicho?” preguntó Elí. “No me lo ocultes. Que Dios te castigue muy severamente si me ocultas algo de lo que te dijo”.


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