Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
Hechos 13:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Biblia Nueva Traducción Viviente Entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía de Siria se encontraban Bernabé, Simeón (llamado «el Negro»), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas) y Saulo. Biblia Católica (Latinoamericana) En Antioquía, en la Iglesia que estaba allí, había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahem, que se había criado con Herodes, y Saulo. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora bien, había en la iglesia que está en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón (llamado Negro), Lucio (el cireneo), Manaén (colactáneo° de Herodes el tetrarca), y Saulo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Había en la Iglesia de Antioquía profetas y maestros: Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio el de Cirene, Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía ciertos profetas y maestros; Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio cireneo, y Manahén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. |
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
En el año quince del reinado de Tiberio César, Poncio Pilato gobernaba la provincia de Judea. Herodes gobernaba en Galilea, y su hermano Felipe en Iturea y Traconite. Lisanias gobernaba en Abilinia.
Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los líderes por medio de Bernabé y de Saulo.
Cuando Bernabé y Saulo cumplieron su misión, regresaron de Jerusalén. Llevaron con ellos a Juan, llamado también Marcos.
Entonces Saulo, o sea, Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en Elimas y le dijo:
Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.
Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.
Cuando Pablo les puso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos. Entonces empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
Había un levita llamado José, nacido en Chipre, al que los apóstoles llamaban Bernabé, que significa: «El que trae consuelo».
Mientras tanto, Saulo se presentó al sumo sacerdote. Amenazaba con matar a los discípulos del Señor.
Saludos de parte de Timoteo, mi compañero de trabajo, como también de Lucio, Jasón y Sosípater, mis compatriotas.
Todo hombre que ora o comunica un mensaje de Dios con la cabeza cubierta le falta el respeto a Cristo.
Si tuviera el don de comunicar mensajes de parte de Dios y entendiera todos los planes secretos de Dios y tuviera todo conocimiento, y si tuviera una fe que logra mover montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
El amor jamás se acabará. En cambio, el don de comunicar mensajes de Dios se terminará. El don de hablar en lenguas desconocidas y el de conocer los misterios de Dios desaparecerán.
En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo que ellos dicen de parte de Dios.
El don de comunicar mensajes de parte de Dios está bajo el control de los profetas.
¿O es que solo Bernabé y yo estamos obligados a ganarnos la vida con otros trabajos?
Entonces los demás judíos hicieron lo mismo que Pedro, y hasta el mismo Bernabé se les unió. Esa conducta me pareció hipócrita.
En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.
Me refiero a Cristo, quien nombró a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros.
Saludos de parte de todos los creyentes, especialmente los que trabajan al servicio del césar de Roma.