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1 Corintios 13:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

2 Si tuviera el don de comunicar mensajes de parte de Dios y entendiera todos los planes secretos de Dios y tuviera todo conocimiento, y si tuviera una fe que logra mover montañas, pero me falta el amor, no soy nada.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda la ciencia,° y si tuviera toda la fe, de tal manera que removiera montañas,° y no tuviera amor, nada soy.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Y si tengo el don de profecía y conozco todos los misterios y todo el saber; y tengo tanta fe como para mover montañas, pero no tengo amor, nada soy.

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1 Corintios 13:2
38 Referencias Cruzadas  

Él les respondió: ―A ustedes se les ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.


―Por la poca fe que tienen —les respondió—. Les aseguro que, si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.


Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.


―Les aseguro que, si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará.


En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros. Entre ellos estaban Bernabé y Simeón, apodado el Negro. También estaban Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado con el gobernador Herodes, y Saulo.


Hermanos en la fe, quiero que entiendan este misterio, para que no se vuelvan orgullosos. Una parte del pueblo de Israel no quiere creer, y así seguirá hasta que todos los no judíos que crean pasen a formar parte del pueblo de Dios.


Por mi parte, hermanos en la fe, estoy seguro de que ustedes mismos están llenos de bondad. Ustedes tienen conocimiento y están capacitados para enseñarse unos a otros.


El Dios eterno ocultó su plan durante largos siglos, pero ahora lo ha revelado en los libros de los Profetas. Así lo había ordenado él, para que todas las naciones crean y obedezcan al Señor. La buena noticia que a todos anuncio y lo que enseño acerca de Cristo puede fortalecer su fe, para que nunca dejen de creer en él.


Todo hombre que ora o comunica un mensaje de Dios con la cabeza cubierta le falta el respeto a Cristo.


En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros. Luego ha puesto los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diferentes lenguas.


Si hablara diferentes idiomas y aun el idioma de los ángeles, pero no tengo amor, soy como un metal o un platillo que hace ruido.


Si repartiera entre los pobres todo lo que tengo, y si entregara mi cuerpo para ser torturado y tener de qué sentirme orgulloso, pero no tengo amor, nada gano con eso.


El amor jamás se acabará. En cambio, el don de comunicar mensajes de Dios se terminará. El don de hablar en lenguas desconocidas y el de conocer los misterios de Dios desaparecerán.


En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo que ellos dicen de parte de Dios.


Así que, hermanos en la fe, deseen el don de comunicar mensajes de parte de Dios y no prohíban que se hable en lenguas extrañas.


El que habla en lenguas desconocidas se ayuda a sí mismo. En cambio, el que comunica mensajes de parte de Dios ayuda a la iglesia.


Fíjense bien, les voy a contar algo que Dios tenía en secreto: No todos moriremos, pero todos seremos transformados.


Si alguno no ama al Señor, vivirá bajo maldición. ¡Marana ta!, que significa, «¡Ven, Señor!».


Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de enseñar el plan que Dios mantenía en secreto.


Para nada cuenta estar o no estar circuncidado. Lo que importa es cumplir los mandatos de Dios.


Por lo tanto, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada y que hay un solo Dios.


Me he portado como un loco, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían hablar bien de mí, pues de ningún modo soy inferior a los tales «superapóstoles», aunque yo no soy nada.


Así que les digo: Vivan guiados por el Espíritu, así no seguirán los deseos de hacer el mal.


En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,


Si alguien cree ser importante, cuando en realidad no lo es, se engaña a sí mismo.


Al leer esto, podrán darse cuenta de que comprendo bien ese plan que Dios cumpliría por medio de Cristo.


Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor la buena noticia que Dios tenía en secreto.


Me ha dado la tarea de anunciar el plan que mantenía en secreto por muchos siglos, pero que ahora se ha revelado a su pueblo santo.


No hay duda de que son grandes las verdades de nuestra fe: Cristo se presentó como hombre; fue declarado justo por el Espíritu, visto por los ángeles, y anunciado entre las naciones. El mundo ha creído en él, y Dios lo recibió con gloria.


El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.


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