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Hebreos 11:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios. Para acercarse a Dios hay que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero sin fe es imposible agradarlo, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe, y que es galardonador de los que lo buscan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a los que lo buscan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que a Dios se acerca, crea que le hay, y que es galardonador de los que diligentemente le buscan.

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Otras versiones



Hebreos 11:6
47 Referencias Cruzadas  

Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.


Alégrense y siéntanse contentos, porque les espera un gran premio en los cielos. Así también persiguieron a los profetas que vivieron antes de ustedes.


»Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que ponen esa cara para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa.


Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y Dios les añadirá todas estas cosas.


»Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.


Estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán en nuevas lenguas.


Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas.


Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.


―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.


Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Si no creen que yo soy el que afirmo ser, en sus pecados morirán.


Ahora bien, ¿cómo lo reconocerán si no han creído en él? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?


Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.


Consideró que sufrir por ser fiel al Cristo que vendría era mucho mejor que los tesoros de Egipto. Es que tenía la mirada puesta en la recompensa.


Hermanos en la fe, cuídense de tener una mente que solo piensa en el pecado, que no cree y que los hace apartarse del Dios vivo.


Porque a nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena noticia. Pero el mensaje que escucharon no les sirvió de nada, porque no se unieron por la fe a los que sí lo habían creído.


Sin embargo, todavía falta que algunos entren a disfrutar de ese descanso. Pero los primeros a quienes se les anunció la buena noticia no lo disfrutaron por causa de su desobediencia.


Pues esta Ley no hizo a nadie perfecto. Y, por otra parte, se nos presenta algo mejor en qué confiar. Esa confianza nos permite acercarnos a Dios.


Por eso puede salvar por completo a los que se acercan a Dios por medio de él. Y puede hacerlo porque vive para siempre, y nunca dejará de hablar a Dios en favor de ellos.


Por eso, hermanos en la fe, hagan el doble de esfuerzo por vivir así, para que demuestren que han sido llamados y elegidos por Dios. Si hacen estas cosas, nunca les irá mal en la vida.


Por eso, esfuércense para que, además de creer, hagan el bien y, además de hacer el bien, conozcan mejor a Dios.


Por eso, queridos hermanos en la fe, mientras esperan que todo esto suceda, procuren vivir en paz, que no se les pueda reclamar nada ni culpar de nada.


Pero te diré quienes recibirán como premio el castigo del lago de fuego y azufre: los cobardes, los que no creen, los detestables; los asesinos, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los que practican la brujería; los que adoran dioses falsos y todos los mentirosos. Esta es la segunda muerte».