Hebreos 11:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)
7 Por la fe Noé recibió la advertencia de Dios sobre cosas que aún no se veían. Por eso, obedeció y construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe el resto del mundo fue castigado y él fue declarado justo, pues le creyó a Dios.
7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
7 Fue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios, quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe.
7 Por la fe Noé escuchó el anuncio de acontecimientos que no se podían anticipar, y construyó el arca en que iba a salvarse con su familia. La fe de Noé condenaba a sus contemporáneos, y por ella alcanzó la verdadera rectitud, fruto de la fe.
7 Por fe Noé, habiendo sido advertido acerca de cosas que aún no se veían, movido de reverente temor construyó un° arca para salvación° de su casa, y mediante esa fe condenó al mundo, y fue heredero de la justicia que es según fe.°
7 Por la fe Noé, advertido por Dios sobre cosas que aún no se veían, con religioso sentido empezó a construir un arca para salvar a su familia, y por medio de esa fe condenó al mundo y vino a ser heredero de la justicia según fe.
Es decir, aquellos que hace mucho tiempo desobedecieron a Dios. Me refiero a los que no hicieron caso a Noé. Dios esperaba con paciencia que ellos se arrepintieran mientras Noé construía el arca. Pero solo unas cuantas personas, ocho en total, fueron llevadas por el arca a un lugar seguro. Estas personas fueron salvadas por medio del agua.
En efecto, Dios prometió que le daría el mundo a Abraham y a sus hijos. Pero él no se ganó esa promesa por obedecer la Ley, sino por creer en Dios. Por esa fe fue declarado justo.
Quiero estar unido a él, pero eso no lo ganaré tratando de ser justo por mi obediencia a la Ley. Solo se gana al creer en Cristo, pues, por medio de él, Dios nos acepta como justos. Él nos acepta por medio de la fe.
Cuando vivía aquí en la tierra, Jesús hizo oraciones rogando al que podía salvarlo de la muerte. Lo hizo con fuerte voz y lágrimas. Y fue escuchado porque fue humilde y obediente.
De hecho, este mensaje nos dice que Dios nos declara justos. Y Dios hace esto solo porque hemos creído en él. Ese ha sido su plan desde el principio, tal como dicen las Escrituras: «El justo vivirá para siempre, gracias a la fe».
Pero, al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les dijo: «¡Nido de víboras! ¿Quién les dijo que huyeran del castigo que se acerca?
Tampoco perdonó a los que vivían en el tiempo de Noé cuando mandó un diluvio sobre los malvados. Tan solo protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, que era un predicador de la justicia.
Los saluda Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo. Dirijo esta carta a los que han confiado en Cristo de manera tan preciosa como lo hemos hecho nosotros. Esa confianza nos la ha dado nuestro Dios y Salvador Jesucristo, quien ha demostrado ser justo.
Es más, él fue circuncidado luego, como una señal de que había sido declarado justo por su fe. Por tanto, Abraham es considerado el padre de todos los que creen aunque no hayan sido circuncidados. Pues a estos se les toma en cuenta su fe y son declarados justos.
Estos sacerdotes sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo. Por eso, cuando Moisés estaba a punto de construir la tienda del pacto, Dios le dijo: «Procura que todo esto sea una copia exacta de lo que se te mostró en el monte».
Tengan cuidado de no rechazar al Dios que les habla. Recuerden que los que lo rechazaron no escaparon de su castigo en la tierra. Así que mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo.