»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
Filipenses 2:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Por eso Dios le dio el lugar de más alto honor y le dio un nombre que es el más importante de todos los nombres. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, Biblia Nueva Traducción Viviente Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres Biblia Católica (Latinoamericana) Por eso Dios lo engrandeció
y le dio el Nombre
que está sobre todo nombre, La Biblia Textual 3a Edicion Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio el nombre que es sobre todo nombre; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por lo cual Dios, a su vez, lo exaltó, y le concedió el nombre que está sobre todo nombre, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre; |
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: ―Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo».
Jesús sabía que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio. También sabía que había salido de Dios y a él volvía.
Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo. Pero ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti. »Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre. Sí, con el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
Mientras estaba con ellos, los cuidaba y los protegía mediante el nombre que me diste. Y ninguno se perdió sino aquel que eligió perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Y ahora, Padre, dame la gloria en tu presencia, como la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
Según ese plan, llegado el tiempo preciso, Dios pondría todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra, bajo la autoridad de Cristo.
Cristo es quien gobierna la iglesia. Él es el principio de todo, y fue el primero en resucitar, para ser en todo el primero.
Pedimos esto en oración para que el nombre de nuestro Señor Jesús reciba la gloria por medio de ustedes. De ese modo él los alabará a ustedes, pues, aunque no lo merecen, nuestro Dios y el Señor Jesucristo muestran su amor por ustedes.
Así llegó a ser superior a los ángeles, ya que Dios le dio un nombre más importante que el de ellos.
Has amado la justicia y odiado la maldad. Por eso, tu Dios te ha elegido y llenado de alegría, mucho más que a tus compañeros».
Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.
Pero lo que sí vemos es que Jesús, quien fue hecho un poco inferior a los ángeles, ha sido coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte. Así, por el amor inmerecido de Dios, la muerte que él sufrió resulta en beneficio de todos, aunque no lo merecemos.
Él subió al cielo y tomó su lugar a la derecha de Dios, y los ángeles y los espíritus con autoridad y poder lo obedecen.
Él recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre. Lo vimos cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él».
Ellos salieron de viaje para hablar a la gente acerca de Jesucristo, sin aceptar ayuda de parte de los que no creen en Dios.
y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados.
El séptimo ángel tocó su trompeta. Entonces en el cielo se escucharon fuertes voces que decían: «El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo. Él reinará para siempre».
En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.
Al vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono. Así como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.
Cantaban con todas sus fuerzas: «¡El Cordero que fue sacrificado es digno de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría; la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!».