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2 Timoteo 2:24 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Un servidor del Señor no debe andar peleando. Más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no enojarse con facilidad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos, capaz de enseñar y paciente con las personas difíciles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Un servidor del Señor no debe ser peleador, sino comprensivo con todos, buen pedagogo, paciente en las incomprensiones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

porque un siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable con todos, apto para enseñar, tolerante;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

un siervo del Señor no debe polemizar, sino ser afable con todos, buen maestro, tolerante,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino afable para con todos, apto para enseñar, sufrido;

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Otras versiones



2 Timoteo 2:24
31 Referencias Cruzadas  

No discutirá ni gritará; nadie oirá su voz en las calles.


Los judíos comenzaron a discutir fuertemente entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».


Esto provocó un desacuerdo y una seria discusión de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces la iglesia decidió que Pablo y Bernabé, junto con algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén. Los enviaron para tratar este asunto con los apóstoles y los líderes de esa ciudad.


Se produjo entonces un gran alboroto. Algunos de los maestros de la Ley que eran fariseos se pusieron de pie y dijeron: «Este hombre no ha hecho nada malo. Es probable que un espíritu o un ángel le haya hablado».


Al día siguiente, Moisés sorprendió a dos israelitas que estaban peleando. Trató de reconciliarlos, diciéndoles: “Señores, ustedes son parte de un mismo pueblo; ¿por qué quieren hacerse daño?”.


Yo, Pablo, por la ternura y la bondad de Cristo, les hago un ruego. Algunos dicen que soy tímido cuando me encuentro cara a cara con ustedes, pero muy valiente cuando estoy lejos.


Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal.


Más bien, en todo y con mucha paciencia, demostramos que somos servidores de Dios. Pues con paciencia soportamos los sufrimientos, las necesidades y las dificultades.


En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,


Sean siempre humildes y amables, tengan paciencia, ayúdense unos a otros con amor.


Háganlo todo sin quejas ni pleitos.


No hagan nada por egoísmo o por orgullo. Más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.


Ayúdense unos a otros, y perdonen a todo el que los ofenda. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.


Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Los tratamos como una madre que alimenta a su bebé y cuida a sus hijos.


Tú, en cambio, eres un hombre al servicio de Dios. Huye de todo eso y esfuérzate en hacer lo que es justo, en amar a Dios, en tener fe, en amar a los demás, en ser paciente y humilde.


Te saluda Pablo, servidor de Dios y apóstol de Jesucristo. Dios me ha llamado para que enseñe a los elegidos de Dios cómo es la verdadera religión y les enseñe a tener fe.


El líder tiene la responsabilidad de cuidar el trabajo que Dios ha asignado a todos, y por eso debe ser alguien a quien nadie pueda acusar de nada malo. No debe ser orgulloso, ni enojarse con facilidad, ni borracho, ni violento, ni desear ganar dinero con engaños.


Debe creer siempre en el mensaje verdadero que se le enseñó. De ese modo también podrá aconsejar a otros con la enseñanza verdadera y enfrentar a los que se oponen a ella.


Que no hablen mal de nadie, sino que busquen la paz y sean respetuosos, demostrando total humildad en su trato con todo el mundo.


Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.


En cambio, la sabiduría que Dios da es ante todo pura, es decir, no produce maldad. Al contrario, produce paz, bondad, amabilidad, compasión y buenas acciones. El que tiene sabiduría de Dios trata a todos por igual y es sincero.


Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden conseguir lo que quieren. Discuten y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden.


En fin, vivan en armonía los unos con los otros. Compartan penas y alegrías, amen a sus hermanos en la fe, sean compasivos y humildes.


Queridos hermanos en la fe, mucho he deseado escribirles acerca de la salvación que ustedes y yo compartimos. Pero ahora siento la necesidad de escribirles acerca de otro asunto: para rogarles que luchen fuertemente por defender todo en lo que hemos creído. Porque esa enseñanza fue entregada para siempre a los creyentes.