Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





2 Corintios 10:4 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Nuestras armas no son las humanas, pero tienen la fuerza de Dios para destruir fortalezas: todos esos argumentos

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas;

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Las armas de mi combate no son carnales, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas: derribamos sofismas

Ver Capítulo Copiar




2 Corintios 10:4
28 Referencias Cruzadas  

Así Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en palabra y en obra.


El mundo vive como en una noche oscura, haciendo el mal. Pero esa noche ya se acaba, y se acerca el día. Por eso, dejen de hacer el mal y hagan el bien. Pues hacer el bien es como ponerse una armadura de luz.


No permitan que su cuerpo sea usado por el pecado para hacer lo malo. Al contrario, permitan que Dios use su cuerpo para hacer el bien, pues ustedes ahora son diferentes, es como si hubieran vuelto de la muerte a la vida.


Lo hice así para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.


¿Qué soldado presta servicio militar pagándose sus propios gastos? ¿Qué agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la leche que ordeña?


No siento vergüenza al decir con orgullo que el Señor nos ha dado autoridad. Pues esa autoridad es para ayudarlos a tener una fe más fuerte, no para destruirla.


Por eso les escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser estricto en el uso de mi autoridad. El Señor me ha dado esa autoridad para fortalecer su fe, no para destruirla.


No es que nos consideremos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios.


Pero ese valioso regalo de Dios fue puesto en nuestros cuerpos, que son tan frágiles como una vasija de barro. De esa manera todos verán que ese extraordinario poder viene de Dios y no de nosotros.


Con el poder que Dios nos da, anunciamos un mensaje verdadero. Cuando nos atacan, nos defendemos y contratacamos con la justicia.


A nosotros, en cambio, nos interesa, por eso vivimos alertas, como si todo el tiempo fuera de día, siempre viéndolo todo con claridad. Vivimos protegidos por la fe y el amor, como con una coraza protectora. Nuestra seguridad en la salvación nos protege como un casco protege la cabeza.


Timoteo, tú eres como un hijo para mí. Todo esto que te pido hacer tiene que ver con las profecías que se dijeron acerca de ti. Toma en cuenta esas palabras y pelea la buena batalla,


Como buen soldado de Cristo Jesús, comparte mis sufrimientos.


Por la fe cayeron las murallas de Jericó. Eso sucedió después de que el pueblo marchó a su alrededor por siete días.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos