Mateo 20 - Nueva Biblia Española (1975)1 porque el reinado de Dios se parece a un propietario que salió al amanecer a contratar trabajadores para su viña. 2 Después de ponerse de acuerdo en el salario por día, los mandó a la viña. 3 Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo 4 y les dijo: Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo. 5 Ellos fueron. Salió de nuevo hacia el mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. 6 Saliendo al caer la tarde, encontró a otros parados y les dijo: ¿Cómo es que están aquí el día entero sin trabajar? 7 Le respondieron: Nadie nos ha contratado. El les dijo: Vayan también ustedes a la viña. 8 Al oscurecer, dijo el dueño de la viña a su encargado: Llama a los trabajadores y págales el salario, empezando por los últimos y acabando por los primeros. 9 Llegaron los del atardecer y cobraron cada uno el salario entero. 10 Al llegar los primeros pensaban que les darían más, pero también ellos cobraron el mismo salario por cabeza. 11 Al recibirlo se pusieron a protestar contra el propietario: 12 Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos cargado con el peso del día y el bochorno. 13 El repuso a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te pusiste de acuerdo conmigo en ese salario? 14 Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera con lo mío?, ¿o ves tú con malos ojos que yo sea generoso? 16 Así es como los últimos serán primeros y los primeros últimos. 17 Mientras iba subiendo a Jerusalén tomó Jesús aparte a los Doce y les dijo por el camino: 18 Miren, estamos subiendo a Jerusalén y este Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y letrados: lo condenarán a muerte, 19 y lo entregarán a los paganos, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará. 20 Entonces se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos, haciéndole reverencias con intención de pedirle algo. 21 El le preguntó: ¿Qué deseas? Contestó ella: Dispón que cuando tú seas rey estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero Jesús replicó: No saben lo que piden; ¿son capaces de pasar el trago' que voy a pasar yo? Le con- testaron: Sí, lo somos. 23 El les dijo: Mi trago lo pasarán, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; será para los que mi Padre tiene designados. 24 Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. 25 Jesús los reunió y les dijo: Saben que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen. 26 No será así entre ustedes; al contrario, el que quiera subir, sea servidor suyo 27 y el que quiera ser primero, sea esclavo suyo. 28 Igual que este Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos'. 29 Al salir de Jericó lo siguió mucha gente. 30 Había dos ciegos sentados al borde del camino, y al oír que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: ¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David! 31 La gente les regañaba para que se callaran, pero ellos gritaban más: ¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David! 32 Jesús se detuvo, los llamó y les dijo: ¿Qué quieren que haga por ustedes? 33 Le contestaron ellos: Señor, que se nos abran los ojos. 34 Jesús sintió lástima y les tocó los ojos; al momento recobraron la vista y lo siguieron. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.