Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Mateo 26:63 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

Pero Jesús permanecía callado. Así que el sumo sacerdote insistió: – Te tomo juramento en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres tú el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo: —Te exijo, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero Jesús se quedó callado. Entonces el sumo sacerdote le dijo: 'En el nombre del Dios vivo te ordeno que nos contestes: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?'

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Pero Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: ¡Te conjuro por el Dios° viviente que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios!

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: 'Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios'.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote respondiendo, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Mateo 26:63
42 Tagairtí Cros  

Simón Pedro respondió: – Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios viviente.


El sumo sacerdote se levantó, y le dijo a Jesús: – ¿No contestas nada? ¿Qué tienes que decir sobre lo que estos hombres te acusan?


Y siendo acusado por los principales sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo, Jesús no contestaba nada.


Y Jesús no respondió ni una sola palabra, hasta el punto de que el gobernador se asombró.


y le decían con ironía: – ¡Tú que destruyes el templo y en tres días lo construyes, sálvate a ti mismo, y si eres el Hijo de Dios, bájate de la cruz!


Tú has confiado en Dios, ¡que Él te libere ahora mismo! Porque dijiste que eres Hijo de Dios.


El oficial romano y los que estaban con él cuidando a Jesús, al sentir el terremoto y las otras señales que sucedieron, tuvieron miedo y dijeron: – Verdaderamente este era Hijo de Dios.


Y viniendo el tentador, le dijo a Jesús: – Si eres Hijo de Dios, dile a estas piedras que se conviertan en pan.


Pero Jesús se quedó callado, no respondió nada; el sumo sacerdote le preguntó nuevamente: – ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?


Yo lo vi, lo viví y testifiqué que Él es el Hijo de Dios.


Natanael le respondió: – Rabí, tú eres el Hijo de Dios, eres el Rey de Israel.


Los judíos rodearon a Jesús, y le dijeron: – ¿Hasta cuándo nos confundirás y perturbarás nuestras almas? Si tú eres el Mesías, dilo abiertamente.


entonces, ¿por qué llaman hereje, al que el Padre santificó y envió al mundo? ¿Porque dije que soy Hijo de Dios?


Entonces Pilatos le dijo: – ¿acaso eres tú rey? Jesús le respondió: – Tú dices que soy rey; yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, con el objetivo de dar testimonio de la verdad; todo aquel que es de la verdad, escucha mi voz.


Contestaron los judíos: – Nosotros tenemos una ley, y según esta ley, debe morir porque dijo que Él era Hijo de Dios.


volvió al palacio, y le preguntó a Jesús: – ¿De dónde eres? Pero Jesús no respondió.


Todas estas cosas se escribieron con el propósito de que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con el objetivo de que, creyendo, tengan vida plena por medio de Él.


Y nosotros hemos creído y hemos conocido íntimamente que Tú eres el santo de Dios.


Ellos le replicaron: – ¿Tú quién eres? Jesús dijo: – Desde un principio les he hablado sobre mí.


Timoteo, Silas y yo les anunciamos el mensaje de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y Jesucristo no decía una cosa primero y otra después, por eso, nuestra predicación también siempre fue positiva en Cristo Jesús;


Él, siendo insultado, no respondía con insultos; sufriendo, no amenazaba a nadie, sino que oraba por aquellos que lo insultaban;