En aquella hora dijo Jesús a la gente: – ¿Ustedes salieron con espadas y garrotes a arrestarme, como si yo fuera un bandido? Todos los días me sentaba en el templo a enseñar y no me arrestaron.
Juan 8:20 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Estas enseñanzas las dio en el lugar donde se recogen las ofrendas del templo; y nadie intentó arrestarlo, pues aún no había llegado su hora. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús dijo todo esto mientras enseñaba en la parte del templo conocida como la tesorería, pero no lo arrestaron, porque aún no había llegado su momento. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús dijo estas cosas en el lugar donde se reciben las ofrendas, cuando estaba enseñando en el Templo, pero nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora. La Biblia Textual 3a Edicion Estas palabras habló en la tesorería,° mientras enseñaba en el templo, y nadie lo prendió, porque aún no había llegado su hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estas palabras las dijo junto al tesoro, mientras estaba enseñando en el templo; y nadie le echó mano, porque aún no había llegado su hora. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora. |
En aquella hora dijo Jesús a la gente: – ¿Ustedes salieron con espadas y garrotes a arrestarme, como si yo fuera un bandido? Todos los días me sentaba en el templo a enseñar y no me arrestaron.
Y los principales sacerdotes, tomando las monedas de plata, se dijeron entre ellos: – No es correcto echar estas monedas en la tesorería del templo, porque están manchadas con precio de sangre.
Jesús estaba sentado en frente del lugar donde se recogían las ofrendas, y miraba como la gente echaba dinero en las alcancías del templo, y muchos ricos depositaban buenas sumas de dinero.
Jesús llamó a sus discípulos y les comentó: – En verdad les digo que de entre todos, esta viuda pobre dio la mejor ofrenda;
Los maestros de la ley y los sumos sacerdotes, cuando entendieron que esta parábola era para ellos, quisieron agarrarlo allí mismo, pero no se atrevieron porque le tenían miedo al pueblo.
Jesús estaba observando y vio a los ricos que depositaban sus ofrendas en el lugar del tesoro del templo.
Y Jesús le respondió: – ¿Qué tiene que ver eso conmigo y contigo, mujer?, todavía no ha llegado mi hora.
Jesús subió a Jerusalén cuando la fiesta estaba en la mitad de su celebración, y enseñaba en el templo;
Entonces intentaron arrestarlo, pero nadie puso su mano sobre Él, pues aún no había llegado su hora.
Ustedes vayan a Jerusalén para que celebren la fiesta; yo no subo todavía porque mi tiempo no ha llegado.
Al amanecer se fue de nuevo al templo y todo el pueblo venía donde Él. Jesús sentándose empezó a enseñar.
Entonces los judíos tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.