El Señor, pues, dio a Salomón gran sabiduría como le había prometido. Hiram y Salomón hicieron un pacto formal de paz.
Salmos 127:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Biblia Nueva Traducción Viviente Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada. Biblia Católica (Latinoamericana) Si el Señor no construye la casa
en vano trabajan los albañiles;
si el Señor no protege la ciudad,
en vano vigila el centinela. La Biblia Textual 3a Edicion Cántico gradual. Para Salomón. Si YHVH no edifica la Casa,° en vano trabajan los que la edifican, Si YHVH no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Canto gradual. De Salomón. Si no fuera el Señor quien construye la casa, inútilmente se afanan los canteros; si no fuera el Señor quien custodia la ciudad, inútilmente vigilan los guardianes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cántico gradual: para Salomón Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guarda. |
El Señor, pues, dio a Salomón gran sabiduría como le había prometido. Hiram y Salomón hicieron un pacto formal de paz.
Recuerda que el Señor te ha elegido para que le construyas un templo como su santuario. Así que ¡con todo ánimo ponte a trabajar!».
Sé enérgico y valiente y pon manos a la obra —añadió—. No te amedrentes por lo grande de la tarea, porque el Señor mi Dios está contigo, y no te abandonará, y él hará que cada detalle sea llevado a feliz término.
Concede a mi hijo Salomón un corazón bueno hacia ti, hasta tal punto que él quiera obedecerte, incluso en los menores detalles, y que le permitas llevar a cabo la construcción de tu templo, para el cual he reunido todos estos materiales».
Quienes confían en el Señor son firmes como el monte Sion, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.
Cuando el Señor hizo volver a Sion a los cautivos, ¡fue como un sueño!
Allí edificó su imponente santuario, tan sólido y duradero como la tierra misma.
Volví a mirar por toda la tierra y descubrí que no siempre el más veloz gana la carrera, ni el más fuerte la batalla; que los sabios suelen ser pobres y los hombres diestros no son por fuerza famosos; todo es cuestión de suerte; de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno.
Los guardias me detuvieron y yo les dije: «¿Han visto ustedes por algún lado al amor de mi vida?».
Los centinelas me encontraron mientras rondaban la ciudad, me golpearon y me hirieron. Los vigilantes de la torre me arrancaron el velo.
«Israel es mi viña y yo, el Señor, cuidaré las viñas fructíferas. Cada día las regaré y las vigilaré día y noche para mantener alejados a todos los enemigos.
Porque sus líderes son unos incapaces. No se dan cuenta del peligro en el que está mi pueblo. Más bien se pasan la vida durmiendo y soñando.
¡Oh Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: No descansen todos los que oran,
¡Prepara tus defensas, Babilonia! ¡Pon bastantes guardas en tus murallas, coloca una emboscada, pues el Señor hará cuanto ha anunciado contra Babilonia! ¡El Señor sin duda cumplirá su promesa de destruir a Babilonia!
De todos los rumbos acuden los mensajeros a decirle al rey que todo está perdido, que la ciudad ha sido completamente tomada por los enemigos.
y si no resucitó, vana es nuestra predicación y vana es la fe de ustedes.
Aquí el que vale no es el que plantó ni el que regó, sino Dios que hizo germinar la semilla.
Temo por ustedes. ¡Temo que mi trabajo entre ustedes haya sido inútil!
Recuerda siempre que el Señor tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.
pero alguien informó al rey de Jericó que dos israelitas habían llegado a la ciudad aquella tarde como espías.