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1 Corintios 3:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Aquí el que vale no es el que plantó ni el que regó, sino Dios que hizo germinar la semilla.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 De modo que el que planta no es algo, ni tampoco el que riega, sino Dios que hace crecer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que está dando el crecimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Y así lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que produce el crecimiento: Dios.

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1 Corintios 3:7
12 Tagairtí Cros  

La gloria, Señor, no es para nosotros, sino para ti; por causa de tu gran amor y tu fidelidad.


Que el Señor nuestro Dios nos muestre su favor. Que el trabajo de nuestras manos tenga éxito; sí, que el trabajo de nuestras manos tenga éxito.


Para él todas las naciones son como nada, menos que nada, son a su vista simple vacío y espuma.


Fíjense, todos son objetos ridículos e indignos. Sus ídolos son tan vacíos como el viento.


Todos los habitantes de la tierra son como nada cuando se comparan con él. Hace lo que le parece mejor tanto en el cielo como entre los habitantes de la tierra. Nadie puede oponerse a su poder.


»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que está unido a mí, como yo estoy unido a él, dará mucho fruto. Si están separados de mí no pueden hacer nada.


Si tengo el don de profecía y sé absolutamente de todo, y no tengo amor, no soy nada. Y si tengo una fe tan grande que puedo hacer que los montes cambien de lugar, de nada me servirá sin amor.


Mi tarea fue sembrar la semilla, y la de Apolos fue regarla; pero Dios fue el que permitió que germinara.


El que siembra y el que riega tienen la misma categoría, si bien es cierto que cada uno recibirá recompensa según la labor realizada.


He sido un necio al andar con jactancias como estas; pero ustedes me han obligado, ya que ustedes son los que debían haber hablado bien de mí. En nada soy inferior a los superapóstoles, aunque a fin de cuentas yo no soy nada.


y las tres veces me ha respondido: «Debe bastarte mi amor. Mi poder se manifiesta más cuando la gente es débil». Por eso, de muy buena gana me siento orgulloso de mis debilidades; gracias a ellas, se muestra en mí el poder de Cristo.


El que se crea demasiado grande cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.


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