Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Salmos 122:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Me alegré mucho cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor».

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Me alegré cuando me dijeron: «Vayamos a la casa del Señor».

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me puse alegre cuando me dijeron: '¡Vamos a la casa del Señor!'

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

1 Cántico gradual. De David. Yo me alegré con los que me decían: ¡Vayamos a la Casa de YHVH!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Canto gradual. De David. Me llené de gozo cuando me dijeron: 'Iremos a la casa del Señor'.

Féach an chaibidil Cóip




Salmos 122:1
27 Tagairtí Cros  

Tus decretos son mi tesoro; son el deleite de mi corazón.


En mi angustia, supliqué a Dios y me respondió.


Hacia las montañas levanto la mirada; ¿de dónde vendrá mi ayuda?


¡Oh Dios cuyo trono está en el cielo: a ti levanto la mirada!


Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,


Quienes confían en el Señor son firmes como el monte Sion, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.


Cuando el Señor hizo volver a Sion a los cautivos, ¡fue como un sueño!


Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.


Dichosos todos los que temen al Señor, y siguen sus caminos.


Desde mi juventud mis enemigos me han perseguido —que lo repita ahora Israel—


¡Señor, desde lo profundo de mi desesperación clamo a ti pidiendo ayuda!


Señor, mi corazón no es orgulloso, ni mis ojos altivos; no busco grandezas, ni cosas que sean mayores a mis fuerzas.


Señor, acuérdate de David y de todo lo que él sufrió.


¡Que admirable, que agradable es que los hermanos vivan juntos en armonía!


Bendigan al Señor, todos sus siervos, ustedes que sirven por la noche en la casa del Señor.


Señor, amo tu santuario en donde mora tu gloria.


Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.


Como disfrutábamos nuestra amistad mientras juntos caminábamos a la casa de Dios.


Un sólo día en tu templo es mejor que mil en cualquier otro sitio. Preferiría ser portero del templo de mi Dios que vivir una vida cómoda en palacios de maldad.


«Vamos», dirán todos, «subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Israel; allí nos enseñará él sus leyes, y las obedeceremos». Porque en aquellos días el mundo será gobernado desde Jerusalén.


Llegará un día cuando los vigías de los montes de Efraín te llamarán diciendo: «¡Levántate y vamos a Sion, donde está el Señor Dios nuestro!».


El príncipe entrará y saldrá con la gente común en esas ocasiones.


Pueblos numerosos llegarán y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, entremos al templo del Dios de Israel para que él nos diga qué debemos hacer. Y nosotros seguiremos sus enseñanzas». Porque de Sion, esto es, de Jerusalén, saldrá la instrucción del Señor, la sabiduría y la justicia para vivir en paz.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí