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1 Samuel 27:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―¿A quiénes atacaron hoy? —preguntaba Aquis. Y David respondía: ―Atacamos el sur de Judá y el sur de Jeramel y el sur de los ceneos.

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Biblia Reina Valera 1960

Y decía Aquis: ¿Dónde habéis merodeado hoy? Y David decía: En el Neguev de Judá, y el Neguev de Jerameel, o en el Neguev de los ceneos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Dónde atacaste hoy? —le preguntaba Aquis. Y David respondía: —Atacamos al sur de Judá, a los jerameelitas y a los ceneos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Aquis le decía: '¿A dónde fueron hoy?' Y David respondía: 'Al Negueb de Judá, o al Negueb de Yerajmeel o al Negueb de los quenitas'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Aquís preguntaba: ¿Dónde habéis tomado el despojo hoy? David respondía: Hacia el sur de Judá, o hacia el sur de los jerameelitas, o hacia el sur de los ceneos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Preguntaba Aquís: '¿Dónde habéis hecho hoy la incursión?'. Y respondía David: 'Hacia el Negueb de Judá, hacia el Negueb de los yerajmeelitas, hacia el Negueb de los quenitas'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y decía Aquís: ¿Contra quién habéis invadido hoy? Y David decía: Contra el sur de Judá, y contra el sur de los jerameelitas, y contra el sur de los cineos.

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1 Samuel 27:10
21 Tagairtí Cros  

Isaac volvió a preguntarle: ―¿Eres realmente Esaú? ―Sí, por supuesto —respondió Jacob.


Cuando Absalón y sus hombres llegaron y le preguntaron si había visto a Ajimaz y a Jonatán, ella dijo que habían cruzado el arroyo y se habían ido. Los buscaron, y al no encontrarlos regresaron a Jerusalén.


Los siguientes fueron los hijos de Jeramel, que fue el primogénito de Jezrón: Ram, el mayor, Buná, Orén, Ozén y Ahías.


Los hijos de Jezrón fueron Jeramel, Ram, y Quelubay.


¡Cómo detesto toda falsedad, y cómo amo tus leyes!


No permitas que me engañe a mí mismo; concédeme el privilegio de conocer tu ley.


El temor al hombre es una trampa peligrosa, pero la confianza en el Señor trae seguridad.


A continuación miró hacia los ceneos: «Sí, están en una situación de fuerza, tienen su nido entre las rocas.


Dejen, por lo tanto, la mentira; díganse la verdad unos a otros siempre, porque somos miembros de un mismo cuerpo.


Cuando la tribu de Judá entró en su nueva tierra en el desierto del Neguev al sur de Arad, los descendientes del suegro de Moisés, miembros de la tribu de los ceneos, lo acompañaron. Dejaron sus hogares en Jericó, la ciudad de las palmeras, y a partir de entonces las dos tribus vivieron juntas.


(Héber el quenita, descendiente de Hobab el suegro de Moisés, se había apartado del clan de los quenitas y había estado viviendo junto a la encina de Zanayin, cerca de Cedes).


»¡Bendita sea Jael, la esposa de Héber el quenita! ¡Sea ella bendita por sobre todas las amas de casa!


Saúl mandó un mensaje a los ceneos diciéndoles que se retiraran de entre los amalecitas o morirían con ellos. «Porque ustedes fueron buenos con el pueblo de Israel cuando salió de Egipto», les dijo. Los ceneos, tomando sus cosas, salieron de allí.


―El rey me envió en un asunto privado —mintió David—. Me dijo que no le dijera a nadie por qué estoy aquí. Les he dicho a mis hombres dónde podemos encontrarnos más tarde.


En esto le llegó a Saúl un mensaje en el que se le informaba que los filisteos estaban atacando nuevamente a Israel,


Como a nadie dejaban vivo, nadie podía ir a Gat y decir a dónde habían ido realmente. Esto ocurrió una y otra vez mientras David vivió entre los filisteos.


―¿Qué he hecho yo para merecer este trato? —preguntó David—. ¿Por qué no puedo pelear contra tus enemigos?