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1 Samuel 21:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

2 ―El rey me envió en un asunto privado —mintió David—. Me dijo que no le dijera a nadie por qué estoy aquí. Les he dicho a mis hombres dónde podemos encontrarnos más tarde.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 —El rey me envió en un asunto privado —dijo David—. Me pidió que no le contara a nadie por qué estoy aquí. Les dije a mis hombres dónde buscarme después.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 David llegó a Nob, a la casa del sacerdote Ajimelec. Este salió temblando al encuentro de David y le preguntó: '¿Por qué estás solo? ¿Por qué no hay nadie contigo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa del asunto a que te envío y que te he ordenado. Y yo he citado a los jóvenes en cierto lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Llegó David a Nob, ante el sacerdote Ajimélec, que salió atemorizado a su encuentro, y le preguntó: '¿Por qué vienes tú solo, sin que nadie te acompañe?'.

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1 Samuel 21:2
13 Tagairtí Cros  

Entonces Isaac le preguntó: ―Hijo mío, ¿cómo pudiste hacerlo con tanta rapidez? ―Porque el Señor, tu Dios, me permitió encontrar el animal muy pronto —respondió Jacob.


Isaac volvió a preguntarle: ―¿Eres realmente Esaú? ―Sí, por supuesto —respondió Jacob.


Pero el anciano le dijo: ―Yo también soy profeta como tú; y un ángel, por orden del Señor, me dijo que debía llevarte a casa conmigo y darte alimento y agua. Pero el anciano mentía.


No permitas que me engañe a mí mismo; concédeme el privilegio de conocer tu ley.


Ayúdame, Señor, a mantener cerrada mi boca y sellados mis labios.


pero el enemigo se detiene a pasar en Nob el resto del día. Amenaza con el puño a Jerusalén que está en el monte Sion.


Cuando llegó, comió con los cristianos gentiles. Pero cuando llegaron ciertos judíos amigos de Jacobo, no quiso volver a comer con los gentiles por temor a lo que pudieran decir aquellos que afirman que es necesario circuncidarse.


No se mientan unos a otros, ahora que ya murieron a aquella antigua vida llena de vicios.


―¿Por qué me has engañado y has dejado escapar a mi enemigo? —le preguntó Saúl a Mical. ―Tuve que hacerlo —contestó Mical—. Él amenazó con matarme si no le ayudaba.


Ahora, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o cualquier otra cosa.


David exclamó: ―Me lo temía. Cuando vi a Doeg allí, pensé que se lo diría a Saúl. He provocado la muerte de toda la familia de tu padre.


Doeg el edomita, que estaba allí con los hombres de Saúl, dijo: ―Cuando yo estaba en Nob, vi a David conversando con el sacerdote Ajimélec.


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