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Jeremías 4:27 - Biblia Martin Nieto

Sí, así habla el Señor: Todo el país será devastado, yo llevaré a cabo un total exterminio.

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Biblia Reina Valera 1960

Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Esto dice el Señor: «La tierra entera será arrasada, pero no la destruiré por completo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues bien, así habla Yavé: 'Todo el país será destruido, pero no les daré el golpe de gracia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque así dice YHVH: Toda esta tierra será asolada, Pero no la destruiré del todo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues así dice Yahveh: 'Todo el país será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque así dice Jehová: Toda la tierra será asolada; mas no haré consumación.

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Jeremías 4:27
29 Tagairtí Cros  

Así se cumplía la palabra del Señor pronunciada por Jeremías: 'Hasta que la tierra disfrute de su descanso, descansará durante todos los días de la desolación, hasta que se cumplan setenta años'.


Pero en tu inmensa bondad no los aniquilaste ni los abandonaste, porque eres un Dios clemente y misericordioso.


que sólo quedan rastrojos; o como cuando se varean las olivas; sólo dos o tres aceitunas en la copa, cuatro o cinco en las ramas del árbol -oráculo del Señor, Dios de Israel-.


Ved que el Señor devasta la tierra, la arrasa y trastorna su faz y dispersa a sus habitantes:


para hacer de su país un desierto, un objeto de irrisión perpetua; todo el que pase por él quedará atónito y meneará la cabeza.


Todo este país será convertido en ruinas, en desolación, y permanecerán en esclavitud entre las naciones durante setenta años.


Porque yo estoy contigo -dice el Señor- para salvarte. Aniquilaré a todas las naciones entre las que te he dispersado. A ti no te aniquilaré; sólo te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada.


Se anuncia desastre tras desastre, todo el país está arrasado. De golpe han sido destruidas mis tiendas, en un instante mis pabellones.


De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.


Por eso se encendieron mi furor y mi cólera y consumieron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, dejándolas convertidas en desolación y ruinas, como lo están actualmente.


No, no temas, siervo mío Jacob -dice el Señor-, porque yo estoy contigo. Aniquilaré a todas las naciones donde te he dispersado; pero a ti no te exterminaré, aunque te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada.


Escalad sus cercas, destruidlas, arrasadlas totalmente, arrancad sus sarmientos, porque no pertenecen al Señor.


Sin embargo -dice el Señor-, ni siquiera en aquellos días os destruiré por completo.


Y yo haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén los gritos de júbilo y algazara, los cantos del esposo y de la esposa, porque el país se convertirá en una desolación.


¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?


El Señor ha rechazado su altar, ha aborrecido su santuario; ha entregado en manos del enemigo las defensas de sus palacios; ¡gritos se dieron en el templo del Señor, como en día de fiesta!


Apenas había profetizado, cuando Pelatías, hijo de Banayas, cayó muerto. Entonces yo me arrojé rostro en tierra y grité con voz fuerte: '¡Señor Dios! ¿Vas a exterminar el resto de Israel?'.


No obstante, mis ojos se compadecieron de ellos y dejé de pensar en exterminarlos y aniquilarlos en el desierto.


Reduciré la tierra a una soledad desolada y cesará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados, sin que haya quien por allí pase.


Extenderé mi mano sobre ellos y dejaré su tierra desierta y desolada, desde el desierto hasta Ribla, dondequiera que habiten, y sabrán que yo soy el Señor'.


Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios.


A pesar de todo, cuando estén en la tierra de sus enemigos, yo no los rechazaré ni los aborreceré hasta el punto de aniquilarlos y romper mi alianza con ellos, porque yo soy el Señor, su Dios.


Ni la plata ni el oro que poseen podrán salvarlos. En el día de la ira del Señor la tierra entera será devorada por el fuego de su celo, pues él destruirá y exterminará de improviso a todos los habitantes de la tierra.