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Jeremías 44:6 - Biblia Martin Nieto

6 Por eso se encendieron mi furor y mi cólera y consumieron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, dejándolas convertidas en desolación y ruinas, como lo están actualmente.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Por eso mi furia se desbordó y cayó como fuego sobre las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que hasta hoy son unas ruinas desoladas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces mi furor y mi cólera estallaron y quemaron las ciudades de Judá y los barrios de Jerusalén reduciéndolos a un montón de ruinas abandonadas, como lo están hoy en día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por lo que se derramó mi ira y mi indignación, la cual ardió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalem, de modo que han venido a ser un desierto y una desolación, como hoy se ve.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Por eso se volcó mi furor y mi ira y abrasó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede hoy'.

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Jeremías 44:6
34 Tagairtí Cros  

Vuestro país es un desierto; vuestras ciudades, pasto del fuego; vuestro suelo, ante vuestros mismos ojos, extranjeros lo devoran; es una desolación, como las ruinas de Sodoma.


Despierta, despierta, levántate, Jerusalén; tú que has bebido de la mano del Señor la copa de su cólera; el cáliz del vértigo lo has bebido hasta las heces.


Tus hijos yacen extenuados por todas las esquinas de las calles, como una gacela en la red, llenos de la furia del Señor, de las amenazas de tu Dios.


Yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me respondió: Hasta que las ciudades estén devastadas y desiertas, las casas vacías y la tierra abandonada;


Casa de David, esto dice el Señor: 'Haced justicia cada mañana, librad al oprimido de las manos de sus explotadores, no sea que salte como un fuego mi ira, se encienda y no haya quien la apague a causa de tus acciones perversas.


Y yo mismo combatiré contra vosotros con mano fuerte y brazo extendido, con cólera, furor y gran indignación.


Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.


Tal vez eleven súplicas al Señor y se conviertan de su mala conducta; pues grande es la cólera y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo'.


Sí, así habla el Señor: Todo el país será devastado, yo llevaré a cabo un total exterminio.


Circuncidaos para el Señor, quitad el prepucio de vuestro corazón, oh gentes de Judá, habitantes de Jerusalén, no sea que estalle mi furor como fuego y arda sin que haya quien lo apague por la maldad de vuestras obras'.


Pues esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Como se derramó mi furor y mi indignación sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre vosotros si marcháis a Egipto. Seréis objeto de execración, de horror, de maldición, de oprobio y de vergüenza, y no volveréis a ver más este lugar'.


El Señor no podía soportar más la maldad de vuestras acciones y las monstruosidades que habéis cometido; por eso vuestro país ha quedado convertido en un desierto, objeto de horror y execración, sin ningún habitante, como sucede actualmente.


¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


Por eso, esto dice el Señor: He aquí que mi cólera, mi furor, se va a desencadenar sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Y quemará sin apagarse.


Y yo haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén los gritos de júbilo y algazara, los cantos del esposo y de la esposa, porque el país se convertirá en una desolación.


Y será preferible la muerte a la vida para todos los supervivientes de esta raza perversa, en todos los lugares donde yo los arroje -dice el Señor todopoderoso-.


¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada.


Desde lo alto lanzó un fuego, lo ha vertido en mis huesos; tendió una red ante mis pies y me ha hecho caer; me ha dejado desolada, todo el día sufriendo.


por el monte Sión, que está desolado, y en el que merodean los chacales.


Os juro, dice el Señor Dios, que seré yo quien reine sobre vosotros con mano fuerte y brazo extendido, desencadenando mi furor.


Después os sacaré de entre los pueblos y os reuniré en los países en los cuales, con mano fuerte y brazo extendido, desencadenando mi furor, os había dispersado.


He tratado de purificarte de tu mancha vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu inmundicia. No serás, pues, purificada hasta que yo no desencadene sobre ti mi furor.


Para que estalle mi furor, para tomar venganza, he puesto su sangre sobre roca desnuda, de suerte que no pueda taparse.


Desahogaré mi ira, saciaré en ellos mi furor y me vengaré. Entonces sabrán que yo soy el Señor, que yo he hablado en el ardor de mi cólera, cuando desahogue en ellos mi furor.


El que está lejos morirá de peste, el que está cerca caerá a espada, el que quede sitiado perecerá de hambre. Desencadenaré contra ellos mi ira.


¡Pues yo también obraré con furor! No tendré piedad con ellos, ni compasión. Lanzarán gritos a mis oídos, pero no los escucharé'.


Y él ha cumplido las amenazas que pronunció contra nosotros y contra los príncipes que nos gobernaban: que haría caer sobre nosotros un desastre tan grande como no ha habido jamás otro bajo el cielo, como le ha sucedido a Jerusalén.


yo me obstinaré con furor contra vosotros y multiplicaré por siete una vez más mis castigos por vuestros pecados.


Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios.


El Señor es Dios celoso y vengador; el Señor se venga y se arma de ira, se venga el Señor de sus adversarios y se enfurece contra sus enemigos.


'El Señor se irritó grandemente con vuestros padres.


Pero mis palabras y los preceptos que mandé a mis siervos los profetas, ¿no llegaron a vuestros padres? Entonces se convirtieron y dijeron: El Señor había pensado tratarnos según nuestra conducta y nuestras acciones, y así nos ha tratado'.


Los dispersé entre los pueblos a quienes no conocían, y la tierra quedó desolada después de su partida, de tal manera que nadie pasaba por ella. La tierra de delicias quedó convertida en desierto'.


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