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Levítico 26:31 - Biblia Martin Nieto

31 Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Haré que sus ciudades queden desoladas y destruiré sus lugares de culto pagano. No me agradaré de sus ofrendas, las cuales deberían ser un aroma agradable para mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Reduciré a escombros sus ciudades y devastaré sus santuarios, no me agradará más el perfume de sus sacrificios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Pondré vuestras ciudades en ruina, destruiré vuestros santuarios y no oleré más el aroma aplacador de vuestros sacrificios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Convertiré vuestras ciudades en montones de ruinas, derribaré vuestros santuarios y no aspiraré ya más vuestros aromas calmantes.

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Levítico 26:31
45 Tagairtí Cros  

El Señor aspiró el perfume agradable, y se dijo: 'No maldeciré más la tierra por causa del hombre, porque los impulsos del corazón del hombre tienden al mal desde su adolescencia; jamás volveré a castigar a los seres vivientes como acabo de hacerlo.


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, el terror y la maldición, y haber llorado delante de mí, yo también te he escuchado, dice el Señor.


El templo del Señor fue pasto de las llamas, las murallas de Jerusalén derribadas, los palacios incendiados y los objetos preciesos destruidos.


Me dijeron: 'Los supervivientes del destierro que quedan allí, en la provincia, se encuentran en gran estrechez y humillación; la muralla de Jerusalén está destrozada y sus puertas destruidas por el fuego'.


Después les dije: 'Ya veis la triste situación en que nos encontramos: Jerusalén destruida, sus puertas consumidas por el fuego. Venid, reconstruyamos la muralla de Jerusalén y no seremos más objeto de escarnio'.


dije al rey: 'Oh rey, vive eternamente. ¿Cómo no he de estar triste, cuando la ciudad donde están las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas consumidas por el fuego?'.


Vuestro país es un desierto; vuestras ciudades, pasto del fuego; vuestro suelo, ante vuestros mismos ojos, extranjeros lo devoran; es una desolación, como las ruinas de Sodoma.


Yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me respondió: Hasta que las ciudades estén devastadas y desiertas, las casas vacías y la tierra abandonada;


¿Por qué han invadido los tiranos tu templo, y nuestros agresores han pisoteado tu santuario?


Tus santas ciudades han quedado hechas un desierto; Sión está desierta, Jerusalén es una desolación.


Se sacrifica un toro, se mata a un hombre, se inmola una oveja, se estrangula un perro; se ofrece sangre de cerdo, se quema incienso adorando a un ídolo. Como ellos gustan de seguir sus caminos y su alma se complace en sus horrores,


Pero si no escucháis estas palabras, por mí mismo juro -dice el Señor- que esta casa será reducida a un montón de escombros.


trataré a este templo como a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra'.


¿Por qué has profetizado en nombre del Señor diciendo que este templo será como Silo, y que esta ciudad quedará desolada y despoblada?'. Y todo el pueblo se apelotonó contra Jeremías en el templo del Señor.


He mirado: la campiña era un desierto, todas las ciudades destruidas por el Señor, por el ardor de su cólera.


Sí, así habla el Señor: Todo el país será devastado, yo llevaré a cabo un total exterminio.


De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.


Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Ya habéis visto todos los males que yo he mandado sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; hoy son un montón de ruinas sin un alma que habite en ellas


Por eso se encendieron mi furor y mi cólera y consumieron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, dejándolas convertidas en desolación y ruinas, como lo están actualmente.


y prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén.


¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?


¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada.


El opresor ha alargado su mano a todos sus tesoros; ella ha visto a los gentiles penetrar en su santuario, a quienes tú habías prohibido entrar en tu comunidad.


Ha destrozado su recinto semejante a un jardín, ha derruido el lugar de su reunión. El Señor ha hecho olvidar en Sión fiestas y sábados; ha desechado, en el ardor de su ira, a rey y sacerdotes.


El Señor ha rechazado su altar, ha aborrecido su santuario; ha entregado en manos del enemigo las defensas de sus palacios; ¡gritos se dieron en el templo del Señor, como en día de fiesta!


Las ciudades populosas quedarán desiertas y la tierra será desolada, y sabréis que yo soy el Señor'.


Afilada para matar, bruñida para fulgurar.


'Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, pronuncia tu oráculo contra su santuario y profetiza contra la tierra de Israel.


Di a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: Mirad, voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra fuerza, delicia de vuestros ojos, amor de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas, que habéis dejado, caerán a espada.


Por todo vuestro territorio las ciudades serán arruinadas y devastadas las colinas, a fin de que sean destruidos y devastados vuestros altares, despedazados y aventados vuestros ídolos, hechas añicos vuestras columnas y aniquiladas vuestras obras.


Matad a ancianos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres, hasta el exterminio. Pero no toquéis a los que tengan la cruz en la frente. Empezad por mi santuario'. Empezaron, pues, por los ancianos que estaban delante del templo.


Entonces el rey Nabucodonosor cayó rostro en tierra y se postró ante Daniel y ordenó que le ofrecieran sacrificios e incienso.


Serán devastadas las colinas de Isaac, los santuarios de Israel serán destruidos y me alzaré con la espada contra la casa de Jeroboán'.


Por eso, por culpa vuestra, Sión será arada como un campo, Jerusalén se volverá un montón de ruinas, el monte del templo un cúmulo de maleza.


'Yo he exterminado a las naciones, han sido derruidas sus fortalezas, he asolado sus calles sin dejar transeúntes, han sido devastadas sus ciudades; no queda un hombre, ni un solo habitante'.


Caerán al filo de la espada, irán prisioneros a todas las naciones y Jerusalén será pisoteada por los paganos hasta que llegue a su fin el tiempo de los paganos'.


le hemos oído decir que ese Jesús, el Nazareno, destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés'.


Porque si pecamos deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,


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