Yo los deshice como polvo al viento, los aplasté como el barro del camino.
Isaías 10:6 - Biblia Martin Nieto Yo la enviaba contra una nación malvada; la mandaba contra un pueblo que me ha irritado, para robarlo, saquearlo y pisotearlo como el lodo de las calles. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles. Biblia Nueva Traducción Viviente Envío a Asiria contra una nación pagana, contra un pueblo con el cual estoy enojado. Asiria los saqueará, y los pisoteará como a polvo debajo de sus pies. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo lo he enviado
contra una nación impía,
contra un pueblo que me molesta,
para que lo saquee
y le quite todo lo que tiene
y lo pisotee como el polvo de las calles. La Biblia Textual 3a Edicion Lo envié contra una nación infiel, Lo despaché contra el pueblo de mi ira, Para que capturara el botín, tomara despojos, Y lo pisoteara como barro callejero. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Contra una nación impía la envío, contra el pueblo de mi enojo la mando, para despojar el despojo, para saquear el saqueo, para hollarlo como barro de las calles. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Lo mandaré contra una nación impía, y contra el pueblo de mi ira lo enviaré; para que quite despojos y arrebate presa, y los pisotee como el lodo de las calles. |
Yo los deshice como polvo al viento, los aplasté como el barro del camino.
Por otra parte, ¿es que he ido yo contra este lugar para devastarlo sin el consentimiento del Señor? El Señor me ha dicho: Anda contra esa tierra y destrúyela'.
Y el país de Judá será el terror de Egipto; cada vez que se le recuerde, se espantarán por la decisión que el Señor todopoderoso ha tomado contra ellos.
Porque es un día de consternación, de opresión y pánico por obra del Señor Dios todopoderoso. En el valle de la Visión los muros se desploman, y hasta la montaña llegan los gritos.
La tierra ha sido profanada bajo los pies de sus habitantes, porque han transgredido la ley y olvidado el precepto; han roto la alianza eterna.
Ha dicho el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí tan sólo con palabras, y sólo de labios me honra, mientras su corazón está lejos de mí, siendo así su religión para conmigo sólo un mandamiento humano, una lección aprendida,
Pues el necio necedades habla, y su corazón medita iniquidad para cometer perversidades y hablar mal del Señor, para dejar vacío el vientre del hambriento y privar al sediento de bebida.
¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado; ay de ti, saqueador, que aún no has sido saqueado! Cuando termines de devastar, serás tú devastado; cuando termines de saquear, serás saqueado.
Se estremecen en Sión los pecadores, el terror invade a los criminales. ¿Quién de nosotros podrá resistir ante el fuego abrasador; quién resistirá estas llamas eternas?
Yo lo he suscitado del norte y ya viene, del sol levante lo he llamado por su nombre; ha pisoteado como barro a los sátrapas, como un alfarero pisa la arcilla.
Tus constructores se dan prisa, y se van los que te destruyeron y te arrasaron.
Esto dice el Señor: Se le podrá arrancar a un valiente sus cautivos, a un guerrero se le podrá escapar la presa; mas con tus adversarios pelearé yo y salvaré a tus hijos.
Por eso la ira del Señor se ha encendido contra su pueblo, extendió su mano contra él y lo hirió; temblaron los montes; sus cadáveres fueron como carroña en medio de las calles. Con todo, su cólera no ha amainado; su mano aún está extendida.
Su rugido es como el de un león; ruge como los cachorros; gruñe, agarra la presa, la lleva y nadie se la quita.
Ahora, pues, os diré qué voy a hacer con mi viña: le quitaré el seto, y servirá de pasto; derribaré la tapia, y será pisoteada.
En el lagar he pisado yo solo, nadie del pueblo estaba conmigo. Sí, en mi cólera los he pisado, los he pisoteado en mi furor; y su jugo ha salpicado mis ropas y he manchado todos mis vestidos.
Pisoteé a los pueblos en mi ira, los aplasté en mi furor y derramé por la tierra su jugo.
El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y la casa de tu padre días tales como nunca vinieron desde que Efraín se separó de Judá, esto es, el rey de Asiria.
porque antes que el niño sepa decir papá y mamá, la riqueza de Damasco y el botín de Samaría serán llevados ante el rey de Asiria'.
invadirá Judá y la inundará hasta que el agua llegue al cuello. Y el despliegue de sus olas cubrirá toda la anchura de tu tierra, ¡oh Emanuel!
Que la maldad arde como fuego; devora los cardos, los abrojos y prende los bardales del bosque, levantando remolinos de humo.
Se muerde a la derecha, y aún se tiene hambre; se come a la izquierda, y no se sacian; todos devoran la carne de su prójimo.
yo mando a buscar a todas las tribus del norte -dice el Señor- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de los contornos; las aniquilaré y las dejaré convertidas en objeto de horror, de escarnio y de oprobio perpetuo.
Y con todo esto, Judá, su pérfida hermana, no ha vuelto a mí de todo corazón, su arrepentimiento es falso, dice el Señor.
Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.
Purifica tu corazón del mal, oh Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo guardarás en ti tus perversos pensamientos?
Por sus esfuerzos hechos contra Tiro, realizados por mi causa, les he dado como paga el país de Egipto, dice el Señor Dios.
Iré a saquear, a pillar botín, a extender la mano sobre ruinas repobladas y sobre un pueblo congregado de entre las naciones, que está entregado a reponer el ganado y la hacienda y que habita en el corazón de la tierra.
Sebá y Rodas, los mercaderes de Tarsis, y todos sus leoncillos te dirán: ¿Vienes a saquear? ¿Has reunido acaso tus tropas para darte al pillaje, llevarte oro y plata, apoderarte de ganados y bienes, para hacer un gran botín?
Vendrá entonces mi enemiga, cubierta de vergüenza; ella que me decía: '¿Dónde está el Señor, tu Dios?'. Mis ojos se saciarán de mirarla cuando sea pisoteada como el lodo de las calles.
¿No eres tú el Señor desde el principio, mi Dios, mi santo? Tú eres inmortal. Señor, tú los has puesto para ejercer el derecho, los has establecido para hacer justicia.
Serán como héroes en la batalla que pisan el polvo de las calles; pelearán porque el Señor está con ellos, y los jinetes serán cubiertos de vergüenza.