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Isaías 9 - Biblia Martin Nieto

1 El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los moradores de una tierra de sombras, la luz ha despuntado.

2 Has acrecentado su alegría, has agrandado su júbilo; se regocijan ante ti como en la algazara de la siega, como se alegran los que reparten un botín.

3 Pues su penoso yugo, la vara sobre sus espaldas, el palo de su verdugo tú lo quebraste como en el día de Madián.

4 Porque todo calzado de guerra estrepitoso, todo manto manchado de sangre será quemado, pasto de las llamas.

5 Que un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; sobre sus hombros el imperio, y su nombre será: Consejero admirable, Dios potente, Padre eterno, Príncipe de la paz,

6 para ensanchar el imperio, para una paz sin fin en el trono de David y en su reino; para asentarlo y afirmarlo en el derecho y la justicia desde ahora para siempre. El celo del Señor omnipotente hará todo esto.

7 El Señor ha lanzado una orden contra Jacob y va a caer sobre Israel.

8 El pueblo entero lo sabrá; Efraín y los habitantes de Samaría, que dicen en su orgullo, en la soberbia de su corazón:

9 Se han caído los ladrillos, construiremos con piedras sillares; han sido talados los sicómoros, los sustituiremos con cedros.

10 Pero el Señor levanta contra él a sus adversarios, incita a sus enemigos:

11 Siria a oriente, los filisteos a occidente, que devoran a Israel a boca llena; y con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido.

12 Pero el pueblo no ha vuelto hacia aquel que le hiere; no ha buscado al Señor omnipotente.

13 Por eso el Señor cortó a Israel cabeza y cola, palmera y junco en sólo un día:

14 el anciano y el noble son la cabeza; el profeta, maestro de mentiras, es la cola.

15 Los guías de este pueblo lo extravían, y los guiados se han perdido.

16 Por eso el Señor no tendrá compasión de sus jóvenes, no se apiadará de sus viudas ni de sus huérfanos; porque todos son malvados y perversos y toda boca habla locuras. Y con todo no ha amainado su cólera; su brazo aún está extendido.

17 Que la maldad arde como fuego; devora los cardos, los abrojos y prende los bardales del bosque, levantando remolinos de humo.

18 La cólera del Señor omnipotente ha incendiado la tierra, y el pueblo se ha vuelto pasto de las llamas. Nadie perdona a su vecino.

19 Se muerde a la derecha, y aún se tiene hambre; se come a la izquierda, y no se sacian; todos devoran la carne de su prójimo.

20 Manasés a Efraín, Efraín a Manasés, y ambos a dos se lanzan contra Judá. Pero con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido.

Biblia Version Martin Nieto

Evaristo Martín Nieto©

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