Mateo 15 - Biblia Martin Nieto1 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y maestros de la ley de Jerusalén y le dijeron: 2 '¿Por qué tus discípulos quebrantan las tradiciones de los ancianos, pues no se lavan las manos al comer?'. 3 Él les respondió: '¿Por qué vosotros mismos, por vuestra tradición, quebrantáis el mandato de Dios? 4 Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre y el que maldiga a su padre y a su madre será condenado a muerte. 5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: Lo que tenía para ayudarte lo he ofrecido al templo, 6 queda libre de la obligación de ayudar a su padre y a su madre. Así habéis anulado el mandato de Dios con vuestra tradición. 7 ¡Hipócritas!, bien profetizó Isaías de vosotros: 8 Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí; 9 en vano me rinde culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos. 10 Llamó a la gente y les dijo: 'Oíd y entended: 11 No mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca; eso es lo que mancha al hombre'. 12 Entonces los discípulos se le acercaron y le dijeron: '¿Sabes que los fariseos, al oír tus palabras, se han escandalizado?'. 13 Él respondió: 'Toda planta que no ha plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. 14 Dejadlos. Son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo'. 15 Pedro tomó la palabra y dijo: 'Explícanos esa parábola'. 16 Él dijo: '¿Pero tampoco vosotros entendéis? 17 ¿No sabéis que todo lo que entra por la boca va al vientre y termina en el retrete? 18 Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que mancha al hombre. 19 Porque del corazón provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. 20 Eso es lo que mancha al hombre; pero comer con las manos sin lavar no mancha al hombre'. 21 Jesús salió de allí y se fue a las regiones de Tiro y Sidón. 22 Y una mujer cananea salió de aquellos contornos y se puso a gritar: '¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio'. 23 Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le dijeron: 'Despídela, porque viene gritando detrás de nosotros'. 24 Él respondió: 'No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel'. 25 Pero ella se acercó, se puso de rodillas ante él y le suplicó: '¡Señor, ayúdame!'. 26 Él respondió: 'No está bien quitarle el pan a los hijos para echárselo a los perros'. 27 Ella dijo: 'Cierto, Señor; pero también los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'. 28 Entonces Jesús le dijo: '¡Oh mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como quieres'. Y desde aquel momento su hija quedó curada. 29 Jesús salió de allí, llegó a la costa del lago de Galilea, subió al monte y se sentó. 30 Se le acercó mucha gente que llevaba cojos, ciegos, sordos, mancos y otros muchos enfermos, y los pusieron a sus pies. Y él los curó, 31 de suerte que la gente se maravillaba al ver a los mudos que hablaban, a los mancos sanos, a los cojos andando, a los ciegos que recobraban la vista. Y alabaron al Dios de Israel. 32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: 'Me da lástima de esta gente, pues ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino'. 33 Los discípulos le dijeron: '¿De dónde podremos sacar pan para hartar a tanta gente aquí, en un despoblado?'. 34 Jesús les dijo: '¿Cuántos panes tenéis?'. Ellos contestaron: 'Siete y algunos peces'. 35 Mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos, y éstos a la gente. 37 Comieron todos y se saciaron, y se recogieron siete espuertas de las sobras. 38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Despidió a la gente, subió a la barca y se fue a la región de Magadán. |
Evaristo Martín Nieto©