Y el ángel le dijo: 'No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único'.
Éxodo 18:21 - Biblia Martin Nieto Pero escógete de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres íntegros, libres de la avaricia, y constitúyelos sobre el pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, elige, de entre todo el pueblo, a algunos hombres con capacidad y honestidad, temerosos de Dios y que odien el soborno. Nómbralos jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero elige entre los hombres del pueblo algunos que sean valiosos y que teman a Dios, hombres íntegros y que no se dejen sobornar, y los pondrás al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta o de diez. La Biblia Textual 3a Edicion Pero, escoge° tú mismo entre todo el pueblo a hombres de valor, temerosos de Dios, hombres veraces, aborrecedores del lucro, y ponlos por jefes de miles, jefes de cientos, jefes de cincuenta y jefes de diez. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero elige de entre todo el pueblo hombres de valer, temerosos de Dios, hombres fieles, que aborrezcan la ganancia injusta, y ponlos al frente de ellos como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y escogerás de entre todo el pueblo hombres de virtud, temerosos de Dios, hombres de verdad, que aborrezcan la avaricia; y los pondrás sobre ellos, para que sean jefes de mil, y jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez: |
Y el ángel le dijo: 'No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único'.
Al tercer día José les dijo: 'Haced esto para salvar la vida, porque yo temo a Dios:
todo Egipto está a tu disposición. Instala a tu padre y a tus hermanos en lo mejor del país; que se queden en la región de Gosen y, si sabes que entre ellos hay hombres de valía, ponlos de mayorales de mis ganados'.
David pasó revista al ejército que le acompañaba, y puso al frente de ellos jefes de millar y de centena.
El Dios de Jacob ha hablado, la roca de Israel me ha dicho: el que gobierna a los hombres con justicia, el que gobierna con temor de Dios,
Y va a suceder que, cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará a un lugar que yo no sé, y después de haber ido a dar la nueva a Ajab, él, al no encontrarte, me matará. Con todo, tu siervo teme al Señor desde su mocedad.
Ajab llamó a Abdías, su mayordomo, el cual era muy temeroso del Señor:
Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que posees, establecerás jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo de Transeufratina, es decir, a todos los que conocen la ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela.
Y yo continué: 'No está bien lo que hacéis. ¿No sería mejor que caminarais en el temor de vuestro Dios, para no ser la burla de nuestros enemigos los paganos?
Puse al frente de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, comandante de la ciudadela, porque era un hombre fiel y temeroso de Dios más que los otros,
Había en el país de Hus un hombre llamado Job, hombre perfecto, íntegro, temeroso de Dios y apartado del mal.
Si desprecié el derecho de mi siervo o de mi sierva en sus pleitos conmigo,
presta su dinero sin cobrar intereses y no se deja sobornar contra el que es inocente. El que hace todo esto jamás perecerá.
Moisés dijo a Josué: 'Escoge hombres y sal a luchar contra Amalec. Yo estaré en la cima de la colina teniendo en la mano el bastón de Dios'.
Moisés escogió de entre todo Israel hombres de valía y los puso al frente del pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena.
Por los delitos de un país son muchos sus gobernantes, pero con un hombre inteligente y sabio el orden dura.
Fin del discurso. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque en eso consiste ser hombre.
Entonces el trono se afincará en la bondad; en él se sentará con fidelidad bajo la tienda de David un juez amante del derecho y celador de la justicia.
El que camina en la justicia y habla rectamente, el que rechaza una ganancia arrancada a la fuerza, el que sacude su mano para no aceptar soborno, tapa sus oídos para no oír intrigas de sangre y cierra sus ojos para no ver el mal:
Ninguno acusa con justicia, nadie litiga con honradez; se confía en la nada, se habla falsedad, maldad se concibe y se engendra desgracia.
Recorred las calles de Jerusalén, mirad, informaos bien, buscad por sus plazas, a ver si encontráis un hombre, uno solo que practique la justicia, que busque la verdad, y yo perdonaré a esta ciudad.
si no presta con usura ni toma interés; si aparta su mano de la injusticia y juzga con imparcialidad entre hombre y hombre;
En ti se acepta soborno para derramar sangre; aceptas usura e interés, despojas con violencia a tu prójimo y te has olvidado de mí, dice el Señor Dios.
'Esto dice el Señor todopoderoso: Practicad la justicia y la fidelidad, ejerced la piedad y la misericordia cada uno con su hermano.
Éstas son las palabras que debéis practicar: Decíos mutuamente la verdad, administrad en vuestras puertas una justicia que engendre la paz,
Éstos eran los delegados de la comunidad, los responsables de sus tribus, jefes de millar en Israel.
Os ayudará en este trabajo un hombre por cada tribu, jefe de familia.
Al toque de una sola, se reunirán contigo los responsables, jefes de millar de Israel.
'Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Durante algún tiempo no quiso; pero luego pensó: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
Elegid, pues, cuidadosamente entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encomendaremos este servicio;
no debe emborracharse, ni ser amigo de peleas; debe ser ecuánime, pacífico y desinteresado;
con diez jefes, uno por cada una de las tribus de Israel, cabezas de familia.
Los empleará como jefes de mil, de ciento y de cincuenta; los hará trabajar sus campos, segar sus mieses, fabricar sus armas de guerra y el atalaje de sus carros.
Pero sus hijos no siguieron sus caminos; se volvieron ambiciosos, se dejaban sobornar y dictaban sentencias injustas.