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Jeremías 5:1 - Biblia Martin Nieto

1 Recorred las calles de Jerusalén, mirad, informaos bien, buscad por sus plazas, a ver si encontráis un hombre, uno solo que practique la justicia, que busque la verdad, y yo perdonaré a esta ciudad.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 «Corran por todas las calles de Jerusalén —dice el Señor—. Busquen arriba y abajo; ¡busquen por toda la ciudad! Si encuentran aunque sea a una sola persona justa y honrada, no destruiré la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Recorran las calles de Jerusalén, miren bien e infórmense. Busquen por las plazas, a ver si encuentran a un hombre, uno siquiera, que practique la justicia y busque la verdad, y perdonaré a esta ciudad. '¿Tus ojos, Yavé, no buscan acaso la verdad?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Recorred las calles de Jerusalem, Y mirad, e informaos, y buscad por sus plazas, Si podéis hallar un hombre, Si hay uno solo que haga justicia, Que busque la verdad, Y Yo la perdonaré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Recorred las calles de Jerusalén, mirad bien y comprobad, buscad por sus plazas a ver si encontráis a uno siquiera, a uno que practique la justicia, que busque la verdad, y la perdonaré.

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Jeremías 5:1
29 Tagairtí Cros  

Respondió: 'Me he abrasado en celo por el Señor todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han destruido tus altares, han pasado a espada a tus profetas. He quedado yo solo, y me buscan para quitarme la vida'.


Pues los ojos del Señor recorren toda la tierra para sostener a cuantos le sirven de todo corazón. Tú has obrado como un insensato, por lo cual a partir de ahora vivirás en guerra'.


Al maestro de coro. En octava. Salmo de David


El Señor observa desde el cielo a los hombres, para ver si hay alguno cuerdo que busque a Dios.


Todos están descarriados, en masa pervertidos, no hay nadie que obre bien, ni uno solo.


¿Quién defenderá mi causa contra los criminales, quién estará de mi parte contra los delincuentes?


Muchos hombres se proclaman hombres de bien, pero un hombre fiel, ¿quién lo encontrará?


Hazte con la verdad y no la vendas; con la sabiduría, la instrucción y la inteligencia.


junto a las puertas, a la entrada de la ciudad, en las vías de acceso da voces:


Me levantaré, recorreré la ciudad; por las calles y las plazas buscaré al amor de mi vida... Lo busqué, pero no lo encontré.


Ninguno acusa con justicia, nadie litiga con honradez; se confía en la nada, se habla falsedad, maldad se concibe y se engendra desgracia.


¿Por qué pretendéis pleitear conmigo? Todos vosotros me habéis sido infieles, dice el Señor.


Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a dioses extranjeros, y todas las mujeres que estaban presentes -una gran asamblea-, así como todo el pueblo que habitaba en la tierra de Egipto, en Patrós, respondieron a Jeremías:


He escuchado atentamente; no hablan como se debe; ninguno se arrepiente de su perversidad, y dicen: '¿Qué es lo que he hecho?'. Todos siguen su desenfrenada carrera, como el caballo vuela donde hierve la lucha.


Tensan su lengua como un arco; la mentira, y no la verdad, prevalece en este país; sí, caminan de delito en delito y no me conocen a mí, dice el Señor.


Saeta mortífera es su lengua, tan sólo falsedad sale de su boca; paz auguran a su prójimo pero en su corazón le preparan un lazo.


He buscado entre ellos un hombre que reparase el muro y se mantuviera en la brecha frente a mí en defensa del país, para que yo no lo devastase, y no lo he encontrado.


Me respondió: '¡El crimen de la casa de Israel y de Judá es demasiado grande, inmenso; el país está cubierto de sangre y la ciudad llena de violencia! Han dicho: El Señor ha abandonado el país, el Señor no lo ve.


Tú, Daniel, mantén en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo prefijado. Muchos andarán perplejos, pero aumentará el saber.


Se precipitan sobre la ciudad, corren por la muralla; escalan las casas, por las ventanas entran como los ladrones.


Y andarán errantes de mar a mar, y del norte al este, buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.


Y pregunté: ¿Qué vienen a hacer éstos aquí? Y me contestó: Aquellos cuernos son los que subyugaron a Judá, de tal manera que nadie levantó su cabeza; estos herreros vinieron a hacerles temblar de espanto, a derribar los cuernos de las gentes que levantaron su poder contra la tierra de Judá para dispersarla'.


El criado regresó y se lo contó a su amo. El amo, irritado, dijo a su criado: Sal de prisa a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a los pobres y a los inválidos, a los ciegos y a los cojos.


y de todas las seducciones propias de la maldad para aquellos que están abocados a la perdición por no haber aceptado el amor de la verdad que los habría salvado.


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