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Mateo 5:3 - Nueva Biblia Española (1975)

Dichosos los que eligen ser pobres, porque ésos tienen a Dios por Rey.

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Biblia Reina Valera 1960

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino del cielo.

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Mateo 5:3
55 Tagairtí Cros  

En su angustia procuró aplacar al Señor, su Dios, y se humilló profundamente ante el Dios de sus padres y le suplicó.


Su oración y la acogida divina, su pecado y su rebeldía, los lugares donde levantó ermitas y erigió estelas e ídolos antes de su conversión están registrados en la historia de sus videntes.


Pero no se humilló ante el Señor, como había hecho su padre; al contrario, multiplicó sus culpas.


Por haber escuchado estas palabras con dolor de corazón, humillándote ante Dios al oír sus amenazas contra este lugar y sus habitantes, porque te has humillado ante mí, te has rasgado los vestidos y llorado en mi presencia, también yo te escucho -oráculo del Señor- .


Cuando yo cierre el cielo y no haya lluvia, cuando ordene a la langosta que devore la tierra, cuando envíe la peste contra mi pueblo,


por eso me retracto y me arrepiento echándome polvo y ceniza.


Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados ni se detiene en la senda de los pecadores ni se sienta en la reunión de los cínicos,


¡Aleluya! Dichoso quien respeta al Señor y se entusiasma con sus mandatos.


i Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos!


Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios,


no sea que se irrite y vayan a la ruina si llega a inflamarse su ira.


el Señor está cerca de los atribulados y salva a los abatidos.


Dichoso el que cuida del desvalido, en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.


Sacrificio para Dios es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios, no lo desprecias.


¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en ti!


Más vale ser humilde con los pobres que repartir botín con los soberbios.


La soberbia del hombre lo humillará, el humilde conservará su honor.


Por tanto, hijos míos, escúchenme: dichosos los que siguen mis caminos;


Pero el Señor espera para apiadarse de ustedes, aguanta para compadecerlos porque el Señor es un Dios recto: dichosos los que esperan en él.


porque así dice el Alto y Excelso, Morador eterno, cuyo nombre es Santo: Yo moro en la altura sagrada, pero estoy con los de ánimo humilde y quebrantado, para reanimar a los humildes, para reanimar el corazón quebrantado.


El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad,


Todo esto lo hicieron mis manos, y existió todo esto -oráculo del Señor- . Pero en ése pondré mis ojos: en el humilde y en el abatido que se estremece ante mis palabras.


Hombre, ya te ha explicado lo que está bien, lo que el Señor desea de ti: que defiendas el derecho y ames la lealtad, y que seas humilde con tu Dios.


En aquella ocasión reaccionó Jesús diciendo: Bendito seas', Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla;


Y ¡dichoso quien no se escandalice de mí!


¡Dichosos, en cambio, los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen!


pero Jesús dijo: Dejen a los niños, no les impidan que se acerquen a mí: porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey.


Dichoso tal empleado si el patrón, al llegar, lo encuentra cumpliendo con su trabajo.


Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.


Enmiéndense , que ya llega el reinado de Dios'.


Les digo que vendrán muchos de Oriente y Occidente a sentarse a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios; >


Al verlo Jesús, les dijo indignado: Dejen que se me acerquen los niños, no se lo impidan, porque los que son como ellos tienen a Dios por Rey.


Pero él repuso: Mejor: ¡Dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!


Les digo que éste bajó a su casa a bien con Dios y aquél no. Porque a todo el que se encumbra lo abajarán y al que se abaja lo encumbrarán.


y yo les confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí.


Cuando yo sea rey comerán y beberán a mi mesa, y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


'El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres. Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos


Le dijo Jesús: ¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.


Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones, si guardas sus preceptos o no.


y el rico de su humilde condición, pues pasará como flor de hierba.


Dichoso el hombre que resiste la prueba, porque, al salir airoso, recibirá en premio la vida que Dios ha prometido a los que lo aman. '


Escuchen, queridos hermanos, ¿no fue Dios quien escogió a los que son pobres a los ojos del mundo para que fueran ricos de fe y herederos del Reino que él prometió a los que lo aman?


Entonces me dijo: 'Escribe: Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero'. Y añadió: 'Estas palabras verídicas son de Dios'.


Dichosos los que lavan su ropa para tener derecho al árbol de la vida y entrar por las puertas de la ciudad.


Tú dices: 'Soy rico, tengo reservas y nada me falta'. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo.