Los sacerdotes levíticos se levantaron para bendecir al pueblo. El Señor escuchó su voz, y la plegaria llegó hasta su santa morada de los cielos.
Jonás 2:7 - Nueva Biblia Española (1975) Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor, llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando la vida se me escapaba, recordé al Señor. Elevé mi oración sincera hacia ti en tu santo templo. Biblia Católica (Latinoamericana) A las raíces de los montes descendí,
al país cuyos cerrojos se cierran para siempre,
pero me hiciste subir de la fosa,
¡oh Yavé, mi Dios! La Biblia Textual 3a Edicion Cuando mi alma desfallecía en mí, Me acordé de YHVH, Y mi oración llegó hasta ti en tu santa Casa. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hasta las raíces de los montes descendí, los cerrojos de la tierra se cerraban por siempre sobre mí. Mas tú sacaste mi vida de la fosa, Yahveh, Dios mío. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová; Y mi oración entró hasta ti en tu santo templo. |
Los sacerdotes levíticos se levantaron para bendecir al pueblo. El Señor escuchó su voz, y la plegaria llegó hasta su santa morada de los cielos.
mientras me va faltando el aliento. Pero tú conoces mis senderos y que en el camino por donde avanzo me han escondido una trampa.
Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero la obra de tus manos,
en el peligro invoqué al Señor pidiendo socorro a mi Dios: desde su templo él escuchó mi clamor y mi grito de auxilio llegó a sus oídos.
Unos confían en los carros, otros en la caballería, nosotros invocamos al Señor, nuestro Dios;
Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados, mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas;
¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios que volverás a darle gracias: 'Salvador de mi honra, Dios mío'.
¿Por qué te acongojas, alma mía; por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a darle gracias: 'Salvador de mi honra, Dios mío'.
¿Por qué te acongojas, alma mía; por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a darle gracias: 'Salvador de mi honra, Dios mío'.
Dichoso el que tú eliges y acercas para que viva en tus atrios: que nos saciemos de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo.
La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados.
¿Quién de ustedes respeta al Señor y obedece a su siervo? Aunque camine en tinieblas, sin un rayo de luz, que confíe en el Señor y se apoye en su Dios.
Pensé: Me has arrojado de tu presencia; ¡quién pudiera otra vez ver tu santo templo!
Escuchen, pueblos todos; atienda, tierra y los que la pueblan: sea el Señor testigo entre ustedes, el Señor en su santo templo.
En cambio, el Señor está en su santo templo: ¡silencio en su presencia todo el mundo!
Mediten, pues, en el que soportó tanta oposición de parte de los pecadores, y no se cansen ni pierdan el ánimo.