El Señor dijo a Abrán: Has de saber que tu descendencia vivirá como forastera en tierra ajena, tendrá que servir y sufrir opresión durante cuatrocientos años;
Éxodo 1:14 - Nueva Biblia Española (1975) y les amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos de barro, de los ladrillos y toda clase de trabajos del campo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor. Biblia Nueva Traducción Viviente Les amargaban la vida forzándolos a hacer mezcla, a fabricar ladrillos y a hacer todo el trabajo del campo. Además, eran crueles en todas sus exigencias. Biblia Católica (Latinoamericana) Les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, con toda clase de labores campesinas y toda clase de servidumbres que les imponían por la fuerza. La Biblia Textual 3a Edicion y amargaron su vida con duro trabajo de arcilla y adobes, con toda clase de labores del campo y en toda suerte de trabajos que tuvieron que servir por causa de la opresión. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y amargaron su vida con rudos trabajos en arcilla, en adobes, en todas las faenas del campo y en toda suerte de labores, acompañadas de malos tratos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo, y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor. |
El Señor dijo a Abrán: Has de saber que tu descendencia vivirá como forastera en tierra ajena, tendrá que servir y sufrir opresión durante cuatrocientos años;
y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes: Si mi padre les impuso un yugo pesado, yo les aumentaré la carga; que mi padre los castigó con azotes, yo los castigaré con latigazos.
se reparte botín: alas de paloma plateadas, plumas con destellos de oro;
Así, pues, nombraron capataces que los explotaron como cargadores en la construcción de las ciudades granero Pitón y Ramsés.
Hartos de los israelitas, los egipcios les impusieron trabajos penosos,
El rey de Egipto ordenó a las parteras hebreas (una se llamaba Sefora y otra Fuá):
Pasaron muchos años, murió el rey de Egipto, y los israelitas se quejaban de la esclavitud y clamaron. Los gritos de auxilio de los esclavos llegaron a Dios.
Moisés . comunicó esto a los israelitas, pero no le hicieron caso, porque estaban agobiados por el durísimo trabajo.
León rugiente y oso hambriento es el gobernante que oprime a los necesitados.
Pues bien, así dice el Señor de los ejércitos: Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas a Asiría, aunque te hiera con la vara y alce su bastón contra ti, a la manera egipcia;
al que golpeaba furioso a los pueblos con golpes incesantes y oprimía iracundo a las naciones con opresión implacable.
lo pondré en la mano de tus verdugos, que te decían: 'Dobla el cuello, que pasemos encima'; y presentaste la espalda como suelo, como calzada para los transeúntes,
Pero ahora, ¿qué hago yo aquí? -oráculo del Señor- , A mi pueblo se lo llevan de balde, sus dominadores lanzan aullidos -oráculo del Señor- y todo el día, sin cesar, ultrajan mi nombre.
El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;
Se los dejarán en propiedad hereditaria a los hijos que a ustedes les sucedan. Se pueden servir de ellos siempre, pero a sus hermanos israelitas no los tratarán con dureza.
Cada año que pase con él, será como un jornalero. Y no permitirás que lo traten con dureza.
se comen la carne de mi pueblo, lo despellejan, le rompen los huesos, lo cortan como carne para la olla o el puchero.
Haz acopio de agua para el asedio, fortifica las defensas, pisa lodo, aplasta arcilla, métela en el molde:
Nuestros padres bajaron a Egipto, donde vivimos muchos años; los egipcios nos maltrataron a nosotros como a nuestros padres;
y éste, usando malas artes con nuestra gente, forzó a nuestros padres a abandonar a los recién nacidos para que perdieran la vida.
He visto lo que sufre mi pueblo en Egipto, he escuchado su gemido y he bajado a librarlos. Ahora ven acá, que te voy a enviar a Egipto”'.
Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud.
En cambio, a ustedes los tomó el Señor y los sacó del horno de hierro de Egipto para que fueran el pueblo de su heredad, como lo eres hoy.
Ella corregía: No me llamen Noemí. Llámenme Mará, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura.