y dijo: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel! Que a mi padre, David, con la boca se lo prometió y con la mano se lo cumplió:
1 Pedro 1:3 - Nueva Biblia Española (1975) ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías! Por su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo, para la viva esperanza que nos dio resucitando de la muerte a Jesús Mesías; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, Biblia Nueva Traducción Viviente Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación Biblia Católica (Latinoamericana) Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, por su gran misericordia. Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dio una vida nueva y una esperanza viva. La Biblia Textual 3a Edicion Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesús el Mesías de entre los muertos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos; |
y dijo: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel! Que a mi padre, David, con la boca se lo prometió y con la mano se lo cumplió:
David añadió a toda la comunidad: Bendigan al Señor, su Dios. Toda la comunidad bendijo al Señor, Dios de sus padres, y postrándose rindieron homenaje al Señor y al rey.
Cuando llegaron Ezequías y las autoridades, al ver los montones, bendijeron al Señor y a su pueblo, Israel.
Pero tú, Señor, Dios compasivo y piadoso, paciente, misericordioso y fiel,
porque tú eres bueno y perdonas, eres misericordioso con los que te invocan.
El Señor pasó ante él proclamando: El Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel,
¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra de las sombras dará a luz.
rezó al Señor en estos términos: ¡Ah Señor, ya me lo decía yo cuando estaba en mi tierra! Por algo me adelanté a huir a Tarsis; porque sé que eres 'un Dios compasivo y clemente, paciente y misericordioso', que te arrepientes de las amenazas.
Y éstos no nacieron de una sangre cualquiera, ni por designio de una carne cualquiera, ni por designio de un varón cualquiera, sino que nacieron de Dios.
Qüe la esperanza los tenga alegres, sean enteros en las dificultades y asiduos a la oración;
Que el Dios de la esperanza colme su fe de alegría y de paz, para que con la fuerza del Espíritu Santo desborden de esperanza.
entregado por nuestros delitos y resucitado para nuestra rehabilitación.
porque si, cuando éramos enemigos, la muerte de su Hijo nos reconcilió con Dios, mucho más, una vez reconciliados, . nos salvará su vida.
y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en ustedes, el mismo que resucitó al Mesías dará vida también a sus seres mortales, por medio de este Espíritu suyo que habita en ustedes.
pues con esta esperanza nos salvaron. Ahora bien, esperanza de lo que se ve ya no es esperanza; ¿quién espera lo que ya ve?
Así que esto queda: fe, esperanza, amor; estas tres, y de ellas la más valiosa es el amor.
Pero de hecho el Mesías ha resucitado de la muerte, como primer fruto de los que duermen,
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías, Padre cariñoso y Dios que es todo consuelo!
Paz y misericordia para todo el que sigue esta norma y para el Israel de Dios.
Que el Dios de nuestro Señor, Jesús Mesías, el Padre que posee la gloria, les dé un saber y una revelación interior con profundo conocimiento de él;
¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías, que, por medio del Mesías, nos ha bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu!
La derramó sobre nosotros por medio de su Hijo querido, el cual, con su sangre, nos ha obtenido la liberación, el perdón de los pecados; muestra de su inagotable generosidad.
De ellos éramos también nosotros, pues todos vivíamos antes sujetos a los bajos deseos, obedeciendo a los caprichos del instinto y de la imaginación, y, naturalmente, estábamos destinados a la reprobación como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor que nos tuvo,
Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con esa potencia que actúa eficazmente en nosotros,
a condición de que permanezcan cimentados y estables en la fe y fijos en la esperanza que escucharon en el evangelio; el que se proclama a toda criatura bajo el cielo, y a cuyo servicio yo, Pablo fui destinado.
A éstos ha querido Dios manifestar qué espléndida riqueza representa este secreto para los paganos, pues consiste en que el Mesías, la gloria espetada, les pertenece.
recordando sin cesar ante Dios nuestro Padre la actividad de su fe, el esfuerzo de su amor y la constancia de su esperanza en nuestro Señor, Jesús Mesías.
Hermanos, no queremos que ignoren la suerte de los que mueren, para que no se aflijan como esos otros que no tienen esperanza.
Y que ese mismo Señor nuestro, Jesús Mesías en persona y Dios nuestro Padre, que nos demostró su amor dándonos graciosamente un ánimo indefectible y una magnífica esperanza,
y se desbordó la generosidad de nuestro Señor, dándome fe y amor cristiano.
aguardando la dicha que esperamos: la venida de Jesús Mesías, gloria del gran Dios y salvador nuestro,
mientras el Mesías la tiene como Hijo, al frente de la casa, y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos esa seguridad y esa honra que es la esperanza.
Por propia iniciativa nos engendró con el mensaje de la verdad, para que fuéramos en cierto modo primicias de sus criaturas.
Por eso, con la mente preparada para el servicio y viviendo con sobriedad, pongan una esperanza sin reservas en el don que les va a traer la manifestación de Jesús el Mesías.
Por medio de él confían en Dios que lo resucitó de la muerte y lo glorificó; así la fe y esperanza de ustedes están puestas en Dios.
Porque han vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y permanente;
como niños recién nacidos, ansíen la leche auténtica, no adulterada, para crecer con ella sanos,
en lugar de eso, en su corazón reconozcan al Mesías como a Señor, dispuestos siempre a dar razón de su esperanza a todo el que les pida una explicación,
a la que corresponde el bautismo que ahora los salva a ustedes; no el hecho de quitarse una suciedad corporal, sino el compromiso con Dios de una conciencia honrada, fundado en la resurrección de Jesús el Mesías,
Así se adornaban antaño aquellas santas mujeres que esperaban en Dios sumisas a sus maridos.
Si saben que Jesús es justo, deduzcan que todo el que practica la justicia ha nacido de Dio? y lo vive.
Todo el que tiene puesta en Jesús esta esperanza se purifica, para ser puro como él lo es.
Quien ha nacido de Dios y lo vive no comete pecado, porque lleva dentro la semilla de Dios; es más, como ha nacido de Dios y lo vive, le resulta imposible pecar.
Amigos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien cree que Jesús es el Mesías ha nacido de Dios, y quien ama al que le dio el ser, ama también a todo el que ha nacido de él.
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios y lo vive, no peca; no, lo guarda el que nació de Dios y el malo no puede tocarlo.
Sus mandamientos no son una carga, porque todo el que nace de Dios vence al mundo, y ésta es la victoria que ha derrotado al mundo: nuestra fe;