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2 Samuel 2 - Nueva Biblia Española (1975) Nueva Biblia Española (1975)
2 Samuel 2

1 Después consultó David al Señor: ¿Puedo ir a alguna ciudad de Judá? El Señor le respondió: Sí. David preguntó: ¿A cuál debo ir? Respondió: A Hebrón:

2 Entonces subieron allá David y sus dos mujeres, Ajinoán, la yezraelita, y Abigail, la mujer de Nabal, el de La Vega.

3 Llevó también a todos sus hombres con sus familias y se establecieron en los alrededores de Hebrón.

4 Los de Judá vinieron a ungir allí a David rey de Judá y le informaron: Los de Yabés de Galaad han dado sepultura a Saúl.

5 David mandó unos emisarios a los de Yabés de Galaad a decirles: El Señor los bendiga por esa obra de misericordia, por haber dado sepultura a Saúl, su señor.

6 El Señoríos trate con misericordia y lealtad, que yo también les recompensaré esa acción.

7 Ahora tengan ánimo, sean valientes; Saúl, su señor, ha muerto, pero Judá me ha ungido a mí rey de ustedes.

8 Abner, hijo de Ner, general del ejército de Saúl había recogido a Isbaal, hijo de Saúl, lo había trasladado a Los Castros ????

9 y lo había nombrado rey de Galaad, de los de Aser, de Yezrael, Efraín, Benjamín y todo Israel;

10 sólo Judá siguió a David. Isbaal, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando empezó a reinar en Israel, y reinó dos años.

11 David fue rey de Judá, en Hebrón, siete años y medio.

12 Abner, hijo de Ner, y los súbditos de Isbaal, hijo de Saúl, fueron desde Los Castros hasta Gabaón.

13 Por su parte, Joab, hijo de Seruyá, y los de David salieron de Hebrón, se los encontraron junto a la alberca de Bagaón y se detuvieron, unos a un lado de la alberca y otros al otro.

14 Abner propuso a Joab: Que los jóvenes se desafíen ante nosotros. Joab dijo: ¡Muy bien!

15 Se prepararon y desfilaron doce benjaminitas por Isbaal, hijo de Saúl, y doce de los de David.

16 Cada uno agarró por la cabeza a su contrario, hundió la espada en las costillas del otro y cayeron todos a una. Por eso a aquel sitio lo llaman Campo del Costillar; queda junto a Gabaón.

17 Aquel día la batalla fue muy violenta. Los de David derrotaron a Abner y a los de Israel.

18 Estaban allí los tres hijos de Seruyá: Joab, Abisay y Asael.

19 Asael corría como un venado y persiguió a Abner derecho, sin desviarse a un lado ni a otro.

20 Abner volvió la cabeza y preguntó: ¿Eres Asael? Respondió: Sí.

21 Abner le dijo: Desvíate a derecha o izquierda, agarra a alguno de los muchachos y quítale las armas. Pero Asael no quiso dejar de seguirlo.

22 Abner le repitió: Deja de perseguirme, que voy a tener que aplastarte, y ¿con qué cara me presento luego ante tu hermanó Joab?

23 Pero como Asael no quiso apartarse, Abner dio hacia atrás con la lanza, se la clavó en la ingle y la lanza le salió por detrás. Allí cayó y allí mismo murió. Todos los que llegaban al sitio donde Asael había muerto se paraban.

24 Joab y Abisay persiguieron a Abner. Al ocultarse el sol, llegaron a la colina de Ammá, frente al valle, en el camino del páramo de Gabaón.

25 Los benjaminitas se concentraron tras Abner en pelotón cerrado, y aguantaron firmes en lo alto de la loma.

26 Entonces Abner le gritó a Joab: ¿Va a estar siempre devorando la espada? ¿No piensas que luego acaba amargando? ¿Cuándo vas a decir a tu gente que deje de perseguir a sus camaradas?

27 Joab respondió: ¡Vive Dios, si no hubieras hablado, mi gente habría estado persiguiendo a sus camaradas hasta por la mañana!

28 Entonces sonó la trompa y todos se detuvieron, dejando de perseguir a los de Israel; no reanudaron la batalla.

29 Abner y los suyos caminaron por el páramo toda aquella noche, cruzaron el Jordán, caminaron toda la mañana y llegaron a Los Castros.

30 Joab, por su parte, dejó de perseguir a Abner, congregó toda la tropa y se vio que de los de David faltaban diecinueve hombres, más Asael.

31 En cambio, habían hecho trescientas sesenta bajas a los de Benjamín y Abner.

32 Llevaron el cadáver de Asael y lo enterraron en Belén, en la sepultura de la familia. Joab y los suyos estuvieron caminando toda la noche, y les amaneció en Hebrón.

Biblia - Luis Alonso Schökel y Juan Mateos

Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.