Por esta razón, anímense unos a otros, y edifíquense unos a otros tal como lo están lo están haciendo.
Sean afectuosos con sus hermanos, y ámense unos a otros; prefiéranse unos a otros en cuanto a honra.
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
que nos consuela en todas nuestras aflicciones para que nosotros seamos capaces también de consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con el cual somos consolados por Dios,
Así pues, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de compasión, de piedad, de bondad, de una actitud humilde, de mansedumbre[1] y de paciencia.
Ténganse paciencia unos a otros, y perdónense unos a otros, y si alguno tiene resentimiento contra su prójimo, así como el Cristo los perdonó, también así ustedes perdonen.
Y juntamente con todas estas cosas tengan amor, que es el vínculo de la perfección,
Así que nosotros los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos,
sino que cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, según lo que es para edificación,
Sobrelleven los unos las cargas de los otros, porque de esta manera cumplen la ley del Cristo.
con toda humildad en su modo de pensar, mansedumbre[4] y paciencia, tolerándose unos a otros en amor,
Amados míos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios, y conoce a Dios,
sino santifiquen al Señor, el Cristo, en sus corazones, y estén preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que les demande razón respecto a la esperanza de su fe,
Considerémonos, pues, unos a otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras,
y no dejemos de congregarnos[4] como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,
Según el don que cada uno recibió de Dios, sirva con él a sus compañeros como buenos administradores de la gracia multiforme de Dios.
Por lo demás, hermanos míos, fortalezcanse en nuestro Señor y en la grandeza de su poder,
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
El amor es paciente y bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es contencioso, no se ensorbece,
no se porta indecorosamente, no procura lo suyo, no se enfurece, no piensa lo malo,
no se goza en la iniquidad, sino que se goza en la justicia.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Y todo lo que hagan, háganlo con toda su alma, como para nuestro Señor y no como para los hombres,
entendiendo que de nuestro Señor recibirán la recompensa en la herencia, porque ustedes sirven al Señor, el Cristo.
Así brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen ellos a su Padre que está en el Cielo.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza,
humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias,
y la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Jesucristo.
porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de exhortación[1].
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
Toda dádiva buena y perfecta procede de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio alguno, ni sombra de variación.
No les ha sobrevenido prueba que no sea común a los hombres, pero Dios es fiel que no permitirá que sean ustedes probados más allá de lo que puedan, sino que dará la salida para su prueba de modo tal que puedan soportar.
que no se ocupe cada quien solamente de lo suyo propio, sino también de lo de su prójimo.
y siendo fortalecidos con todo poder, en toda perseverencia, paciencia y gozo según la grandeza de su gloria.
¿Qué diremos, pues, acerca de esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?
Y a Aquel que es capaz por su gran poder de hacer por nosotros mucho más de lo que pedimos o pensamos, conforme a su poder que opera en nosotros,
Porque ustedes, hermanos míos, fueron llamados a libertad, sólo que su libertad no sea pretexto para la carne, sino que sométanse por amor los unos a los otros,
gócense en su esperanza, y sean pacientes en sus aflicciones, siendo constantes en la oración.
porque es por su gracia que hemos sido salvos, mediante la fe; y esto no surgió de ustedes, sino que es don de Dios,
no por obras, para que nadie se jacte,
Vengan a mí todos los que están abatidos y cargados, y yo los haré descansar.
Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso[23] y humilde de corazón, y ENCONTRARÁN REPOSO PARA SUS ALMAS,
porque mi yugo es placentero[24] y ligera mi carga.
Cada uno dé como se haya propuesto, no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre,
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
Estén siempre gozosos.
Oren sin desistir.
Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
porque estoy convencido de esto: que Aquel que inició en ustedes las buenas obras, las perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo cual les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. He aquí, ¿no es el alma[14] más importante que la comida y el cuerpo más importante que la ropa?
Observen a las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros, y su Padre que está en el Cielo las alimenta. ¿No son acaso ustedes más importantes que ellas?
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza,
porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrán apartarme del amor de Dios que es por medio de nuestro Señor Jesucristo.
asiéndonos firmemente de la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, porque fiel es el que nos prometió.
Mi Dios, pues, suplirá para toda su necesidad, según sus riquezas, en la gloria de Jesucristo.
Pero la sabiduría que procede de lo alto es pura y llena de paz, dócil, obediente, llena de compasión y de buenos frutos, sin disención ni hipocresía;
Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos. Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
Les suplico, pues, hermanos míos, por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, en culto racional,
porque todas estas cosas suceden por causa de ustedes, para que mientras la gracia abunda mediante muchos, abunde la acción de gracias para la gloria de Dios.
Les he hablado estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero tengan ánimo, yo he vencido al mundo.
(pues Él dijo: 'EN TIEMPO PROPICIO TE RESPONDÍ, Y EN DÍA DE SALVACIÓN TE SOCORRÍ'. He aquí, ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de salvación),