Aunque este mundo donde vivimos está marcado por violencia, y tu vida cotidiana puede estar llena de conflictos y confusión, Dios ha prometido darte una paz que sobrepasa todo entendimiento. Debemos procurar como hijos de Dios buscar la paz cada día y mostrar su amor. El Señor nos ha llamado a tener paz en medio de las dificultades que podamos pasar, estar confiado en Dios ayudará a mantener la paz. Su palabra dice en: (Isaías 26:3) Tú guardarás en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Dios te manda a confiar en él, quizás es difícil en ese momento de tribulación y angustia, pero si pones tu confianza en tu Padre Celestial él te dará paz. Dios ya ha vencido al mundo no temas que Dios tiene todo en sus manos y tiene cuidado de ti.
La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se las doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni tengan miedo.
Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias, y la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Jesucristo.
Que el Dios de la esperanza los colme de todo gozo y paz en la fe, para que crezcan en su esperanza por el poder del espíritu santo.
Vengan a mí todos los que están abatidos y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso[23] y humilde de corazón, y ENCONTRARÁN REPOSO PARA SUS ALMAS, porque mi yugo es placentero[24] y ligera mi carga.
y que la paz del Cristo gobierne sus corazones, porque han sido llamados para Él en un cuerpo; y muestren gratitud al Cristo.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza, humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
Por lo cual, no estén preocupados por el futuro, porque el futuro se preocupará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.
porque la forma de pensar que es de la carne es muerte, pero la manera de pensar que es del espíritu es vida y paz,
Así que, hermanos míos, en lo que es verdadero, lo que es sobrio, lo que es justo, lo que es puro, lo que es amable, lo que es excelente, y en las acciones honrosas y dignas de alabanza, en esto piensen,
asiéndonos firmemente de la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, porque fiel es el que nos prometió.
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera al temor, porque el temor proviene de la desconfianza, y al que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
y lo que aprendieron, recibieron, escucharon y vieron a mí, esto hagan, y el Dios de paz será con ustedes.
Corran tras la paz con todos, y tras la santidad, porque sin ella nadie verá a nuestro Señor.
Así pues, por cuanto somos justificados por medio de la fe, tenemos paz para con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo,
Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras aflicciones para que nosotros seamos capaces también de consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con el cual somos consolados por Dios,
Porque el reino de Dios no consiste en comida ni en bebida, sino en justicia, paz y gozo por el espíritu santo,
Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias,
a quien ustedes han amado sin haberlo visto, y en cuya fe se regocijan jubilosamente con regocijo glorioso e inefable,
¿Qué diremos, pues, acerca de esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de su gracia para recibir misericordia y hallar gracia para ser auxiliados en tiempo de aflicción.
Por lo cual les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. He aquí, ¿no es el alma[14] más importante que la comida y el cuerpo más importante que la ropa? Observen a las aves del cielo no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros, y su Padre que está en el Cielo las alimenta. ¿No son acaso ustedes más importantes que ellas?
y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, ya sean las que están en la Tierra como las que están en los cielos, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz.
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
pero no solamente en esto, sino que también nos gloriamos en nuestras aflicciones, porque comprendemos que la aflicción perfecciona la paciencia en nosotros, y la paciencia produce experiencia, y la experiencia, confianza; y la confianza no confunde, porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones por el espíritu santo que nos fue dado.
Por tanto, también nosotros que tenemos todos estos testigos alrededor nuestro como una nube, despojémonos de todas nuestras cargas, y del pecado que nos asedia en todo tiempo, y corramos con perseverencia en esta prueba de destreza que está puesta delante de nosotros, puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
y que la paz del Cristo gobierne sus corazones, porque han sido llamados para Él en un cuerpo; y muestren gratitud al Cristo. Que si palabra habite abundantemente en ustedes en toda sabiduría, enseñándose y amonestándose entre ustedes con salmos, con cánticos e himnos del espíritu, cantando con gracia a Dios con sus corazones.
y el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque no están bajo ley, sino bajo la gracia.
Pero nuestro trabajo es conforme al Cielo[4], de donde esperamos a nuestro Salvador, a nuestro Señor Jesucristo,
Pero el Dios de gracia que nos llamó a su gloria eterna por medio de Jesucristo, es quien nos ha permitido, mientras padecemos estas leves aflicciones, que seamos fortalecidos, afirmados y establecidos en Él para siempre.
Permanezcan, pues, firmes en la libertad con la cual el Cristo nos hizo libres, y no se sujeten otra vez al yugo de esclavitud.
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados, porque habiéndolos conocido previamente, los marcó con la semejanza de la imagen de su Hijo, para que Él fuera el primogénito entre muchos hermanos,
No lo digo porque tenga carencia, porque he aprendido a hacer que lo que poseo sea suficiente para mí. Sé vivir en necesidad y sé también estar en abundancia; en todo y para todo he sido entrenado, tanto para estar saciado como para tener hambre, tanto para la abundancia como para la escasez,
Ésta es la confianza que tenemos en Él: que en todo lo que le pedimos de acuerdo a su voluntad, Él nos escucha. Y si estamos convencidos de que Él nos escucha acerca de lo que le pedimos, confiamos en que ya hemos recibido de Él lo que le pedimos.
y todo lo que fue escrito en épocas pasadas, fue escrito para instrucción nuestra, para que por la paciencia y por el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
Busquen, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo cual, no estén preocupados por el futuro, porque el futuro se preocupará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas.
porque con el Cristo fui crucificado, y ya no vivo yo, sino que el Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Así que, hermanos míos y amados míos, estén firmes, inconmovibles, abundando en todo tiempo en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
porque considero que las aflicciones del tiempo actual no son comparables a la gloria que ha de ser manifestada en nosotros,
y enséñenles que guarden todo lo que les he ordenado. He aquí, yo estoy con ustede todos los días, hasta el fin del mundo[49]. Amén.
la cual es para nosotros como un ancla que sostiene firmemente nuestra alma para que no sea sacudida, y penetra hasta detrás del velo,
¿O cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: '¡CUÁN HERMOSOS SON LOS PIES DE LOS QUE PROCLAMAN LA PAZ, Y DE LOS QUE ANUNCIAN LAS BUENAS NUEVAS!'
Así también el espíritu ayuda a nuestra debilidad, porque ¿cómo orar como conviene? No lo sabemos, pero el espíritu mismo ora por nosotros con gemidos inefables,
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