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Mateo 28:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mientras iban, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas corrieron hasta él, abrazaron sus pies y lo adoraron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En eso Jesús les salió al encuentro en el camino y les dijo: 'Paz a ustedes. Las mujeres se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y° he aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas se acercaron y se postraron ante Él y abrazaron sus pies.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y de pronto, Jesús les salió al encuentro y las saludó: '¡Salve!'. Ellas se acercaron, se abrazaron a sus pies y lo adoraron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos, he aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.

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Otras versiones



Mateo 28:9
18 Referencias Cruzadas  

Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.


Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Maestro”.


―No tengan miedo —les dijo Jesús—. Vayan a decirles a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allí me verán.


Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban.


Así que las mujeres se alejaron a toda prisa de la tumba, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos.


El ángel se acercó a ella y le dijo: ―¡Te saludo, tú que has recibido la bendición de Dios! El Señor está contigo.


Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría.


Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y les ponía del perfume.


María tomó en sus manos como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro. Ella fue y lo derramó sobre los pies de Jesús, y luego se los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.


Al atardecer de aquel primer día de la semana, los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada, pues tenían miedo de los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó: ―¡La paz sea con ustedes!


―¡Señor mío y Dios mío! —dijo Tomás.


En fin, hermanos en la fe, alégrense, traten de que su fe sea cada vez más fuerte. Hagan caso de mi consejo, traten de estar de acuerdo en todo, vivan en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.


Hay algunos que pertenecen a un grupo que Satanás controla. Ellos se dicen ser judíos, pero en realidad mienten. Voy a hacer que se arrodillen a tus pies y reconozcan que yo te he amado.