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Mateo 15:31 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡La multitud quedó asombrada! Los que no podían hablar, ahora hablaban; los lisiados quedaron sanos, los cojos caminaban bien y los ciegos podían ver; y alababan al Dios de Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La gente quedó maravillada al ver que hablaban los mudos y caminaban los cojos, que los lisiados quedaban sanos y que los ciegos recuperaban la vista; todos glorificaban al Dios de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y la muchedumbre se asombró al ver a los mudos hablando, a los lisiados sanos, a los cojos andando, y a los ciegos viendo. Y glorificaron al Dios de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El pueblo estaba asombrado viendo hablar a los mudos, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaron al Dios de Israel.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

De manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos ser sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

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Otras versiones



Mateo 15:31
23 Referencias Cruzadas  

Se le acercaron muchísimas personas que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.


Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo. Más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser echado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies.


Se le acercaron en el Templo ciegos y cojos, y los sanó.


Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: ―Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.


Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado.


Así que Jesús echó fuera al demonio, y el que había estado mudo habló. La gente se asombraba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel».


Al ver esto, toda la gente se llenó de temor y dio gloria a Dios por haber dado tal autoridad a las personas.


Y el hombre se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. ―Jamás habíamos visto cosa igual —decían.


La gente estaba sumamente asombrada y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos».


Y, si tu mano te hace pecar, córtatela. Más te vale entrar en la vida manco que ir con las dos manos al infierno, donde el fuego nunca se apaga.


Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.


El siervo regresó y le informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y le mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los ciegos y a los cojos”.


Al instante recobró la vista. Entonces, dando la gloria a Dios, comenzó a seguir a Jesús. Y todos los que lo vieron alababan a Dios.


Todos se llenaron de temor y alababan a Dios. ―Hay entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo.


Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: ―¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.