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Marcos 7:37 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

37 La gente estaba sumamente asombrada y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Quedaron completamente asombrados y decían una y otra vez: «Todo lo que él hace es maravilloso. Hasta hace oír a los sordos y da la capacidad de hablar al que no puede hacerlo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Estaban fuera de sí y decían muy asombrados: 'Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y se maravillaban en gran manera, diciendo: ¡Todo ha hecho bien! ¡Hace oír a los sordos y hablar a los mudos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y en el colmo de la admiración, decían: 'Todo lo ha hecho perfectamente: hace oír a los sordos y hablar a los mudos'.

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Marcos 7:37
16 Referencias Cruzadas  

Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado.


Todos se quedaron tan asustados que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva, pues lo hace con autoridad! Les da órdenes incluso a los espíritus malignos, y le obedecen».


Y el hombre se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. ―Jamás habíamos visto cosa igual —decían.


Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: ―¿Quién es este, que hasta el viento y las olas le obedecen?


La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho todos se llenaron de asombro.


Subió entonces a la barca con ellos, y el viento se calmó. Estaban sumamente asombrados,


Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando.


En aquellos días se reunió de nuevo mucha gente, y no tenían nada que comer. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:


En nuestro caso, el castigo es justo. Sufrimos lo que merecen nuestros delitos. Este, en cambio, no ha hecho nada malo.


Al ver lo que Pablo había hecho, la gente comenzó a gritar en el idioma de Licaonia: ―¡Los dioses han tomado forma humana y han venido a visitarnos!


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