Isaías 24:10 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual La ciudad está en ruinas, todo es un desorden, y las casas se han cerrado. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. Biblia Nueva Traducción Viviente La ciudad se retuerce en el caos; todas las casas están cerradas con llave para que no entren intrusos. Biblia Católica (Latinoamericana) La ciudad del libertinaje está en ruinas
y las puertas de las casas, cerradas. La Biblia Textual 3a Edicion Quebrantada está la ciudad del caos. Toda casa está cerrada, para que nadie pueda entrar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Está destrozada la ciudad vacía, todas las casas cerradas, no se puede entrar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Derribada está la ciudad de la confusión; toda casa está cerrada, para que no entre nadie. |
Por eso, el rey Sedequías y sus soldados hicieron una abertura en la muralla que rodeaba la ciudad. Pasaron por la entrada que estaba entre las dos murallas, junto a los jardines del rey, y esa noche escaparon por el camino del valle del Jordán. Mientras tanto, los soldados de Babilonia seguían rodeando la ciudad.
Dios le mostró a Isaías lo que haría contra la ciudad de Tiro: «Los marineros de Tarsis están tristes: desde la isla de Chipre les ha llegado una terrible noticia; la ciudad de Tiro ha sido destruida y el puerto ha quedado en ruinas.
Has destruido las fortalezas de nuestros enemigos, has dejado las ciudades hechas un montón de ruinas. ¡Nunca más serán reconstruidas!
»Pero los habitantes de Samaria son un pueblo sin inteligencia, y Dios, su creador, ya no les tiene compasión. Por eso su ciudad fortificada ha quedado abandonada y solitaria; allí solo pasta el ganado, los animales se comen las ramas y luego se echan a dormir. Las ramas se quiebran al secarse, y las mujeres hacen fuego con ellas.
»Mi ciudad, antes llena de gente, quedará abandonada para siempre. También quedarán abandonados el palacio y las fortalezas. En su lugar vivirán contentos los asnos salvajes, y podrá pastar el ganado.
Aun cuando caiga granizo y los bosques sean dañados, aun cuando mi ciudad vuelva a ser humillada,
Dios convertirá ese país en el más árido desierto. Allí se refugiarán los búhos; allí pondrán sus nidos los cuervos y las lechuzas.
El rey Sedequías se dio cuenta de que Jerusalén había sido conquistada; por eso él y todos sus soldados huyeron de la ciudad. Salieron de noche por el jardín del rey y, luego de pasar por el portón que está entre los dos muros, se dirigieron hacia el valle del Jordán.
Los babilonios quemaron el palacio del rey y todas las casas de la ciudad, y derribaron los muros de Jerusalén.
Por eso el rey Sedequías y sus soldados hicieron una abertura en la muralla que rodeaba la ciudad. Pasaron por la entrada que estaba entre las dos murallas, junto a los jardines del rey, y esa noche se escaparon. Salieron corriendo por el camino del valle del Jordán. Mientras tanto, los soldados de Babilonia seguían rodeando la ciudad.
Yo mismo iré delante de ellos para abrirles paso y darles libertad. ¡Yo soy su Dios y su rey!
»¡Por culpa de ustedes mi templo será derribado! ¡Por culpa de ustedes Jerusalén quedará en ruinas, y el monte de Sión se cubrirá de maleza!»
Llegará el momento en que sus enemigos vendrán, y harán rampas alrededor de la ciudad para atacarla por todos lados.
A unos los matarán con espada, y a otros los llevarán prisioneros a otros países. La ciudad de Jerusalén será destruida y conquistada por gente de otro país, hasta que llegue el momento en que también esa gente sea destruida.
Gritaba con fuerte voz: «¡Por fin cayó la gran Babilonia! Ahora es casa de demonios, escondite de malos espíritus, nido de todas las aves y cueva de todas las fieras que odiamos y no debemos comer.