―¡Quítate de ahí! —le contestaron, y añadieron—: Este ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos! Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intenciones de derribarla.
Juan 7:52 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. Biblia Nueva Traducción Viviente —¿También tú eres de Galilea? —contestaron ellos—. Estudia las Escrituras y compruébalo tú mismo: jamás ha salido un profeta de Galilea. ---------- [Los manuscritos griegos más antiguos no incluyen Juan 7:53–8:11]. Biblia Católica (Latinoamericana) Le contestaron: '¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no salen profetas. La Biblia Textual 3a Edicion Respondieron y le dijeron: ¿Acaso eres tú también de Galilea? Escudriña y verás que de Galilea no surge ningún profeta.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces ellos le respondieron: 'Pero ¿tú también eres de Galilea? ¡Estúdialo bien, y verás que de Galilea no sale ningún profeta!'. [ Biblia Reina Valera Gómez (2023) Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. |
―¡Quítate de ahí! —le contestaron, y añadieron—: Este ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos! Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intenciones de derribarla.
Al oír esto, Sedequías hijo de Quenaná se levantó y le dio una bofetada a Micaías. ―¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte? —le preguntó.
―¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? —respondió aquel—. ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al egipcio? Esto le causó temor a Moisés, pues pensó: «¡Ya se supo lo que hice!»
―¡De Nazaret! —replicó Natanael—. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno? ―Ven a ver —le contestó Felipe.
Estudiáis con diligencia las Escrituras porque pensáis hallar en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!
Otros afirmaban: «¡Es el Cristo!» Pero otros objetaban: «¿Cómo puede el Cristo venir de Galilea?
Ellos replicaron: ―Tú, que naciste sumido en pecado, ¿vas a darnos lecciones? Y lo expulsaron.