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Juan 5:39 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

39 Estudiáis con diligencia las Escrituras porque pensáis hallar en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 »Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Escudriñáis° las Escrituras, porque os parece que en ellas tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Vosotros investigáis las Escrituras, porque en ellas pensáis tener vida eterna. Pues son ellas, precisamente, las que dan testimonio de mí.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.

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Juan 5:39
51 Referencias Cruzadas  

sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella.


En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.


Es como el rocío de Hermón que va descendiendo sobre los montes de Sión. Donde se da esta armonía, el Señor concede bendición y vida eterna.


Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.


Te pidió vida, se la concediste: una vida larga y duradera.


Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz.


El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina que corrige es camino de vida.


Consultad el libro del Señor y leed: Ninguno de estos animales faltará; cada cual tendrá su pareja. El Señor mismo ha dado la orden, y su Espíritu los ha de reunir.


yo os digo: «¡Ateneos a la ley y al testimonio!» Para quienes no se atengan a esto, no habrá un amanecer.


Los sabios serán avergonzados, serán atrapados y abatidos. Si han rechazado la palabra del Señor, ¿qué sabiduría pueden tener?


y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas.


Jesús les contestó: ―Andáis equivocados porque desconocéis las Escrituras y el poder de Dios.


―¿Qué os mandó Moisés? —replicó Jesús.


¿No habéis leído esta Escritura: »“La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular;


Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!”


Abraham le dijo: “Si no hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien se levante de entre los muertos”».


―¡Qué torpes sois —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas!


Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.


―Cuando todavía estaba yo con vosotros, os decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.


Felipe buscó a Natanael y le dijo: ―Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.


Otro es el que testifica en mi favor, y me consta que es válido el testimonio que él da de mí.


»El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Porque esa misma tarea que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, y que estoy haciendo, es la que testifica que el Padre me ha enviado.


Sin embargo, no queréis venir a mí para tener esa vida.


Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.


―¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.


Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús. Por tanto, al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.


Estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.


Rey Agripa, ¿crees en los profetas? ¡A mí me consta que sí!


que por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras.


Mucho, desde cualquier punto de vista. En primer lugar, a los judíos se les confiaron las palabras mismas de Dios.


El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás.


Por eso levantaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande.


»Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley.


Porque no son palabras vanas para vosotros, sino que de ellas depende vuestra vida; por ellas vivirán mucho tiempo en el territorio que vais a poseer al otro lado del Jordán».


Que habite en vosotros la palabra de Cristo con toda su riqueza: instruíos y aconsejaos unos a otros con toda sabiduría; cantad salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.


Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.


Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad.


Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.


Me postré a sus pies para adorarle. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía».


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