Éxodo 8 - Nueva Biblia Española (1975)1 el Señor dijo a Moisés: Preséntate al Faraón, y dile: Así dice el Señor: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto. 2 Si tú te niegas a dejarlo marchar, yo infestaré todo tu territorio de ranas; 3 bullirá el Nilo de ranas que subirán, se meterán en tu palacio, por habitaciones y alcobas y hasta tu cama; lo mismo pasará en casa de tus ministros y de tu pueblo, en hornos y artesas. 4 Las ranas te acosarán a ti, a tu corte, a tu pueblo. 5 El Señor dijo a Moisés: Dile a Aarón: Extiende la mano con el bastón sobre ríos, canales y estanques, y haz salir ranas por todo el territorio egipcio. 6 Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto e hizo salir ranas que infestaron todo el territorio egipcio. 7 Pero lo mismo hicieron los magos con sus encantamientos: hicieron salir ranas por todo el territorio egipcio. 8 El Faraón llamó a Moisés y Aarón, y les pidió: Recen al Señor para que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré marchar al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor. 9 Moisés respondió al Faraón: Dígnate indicarme cuándo he de rezar por ti, por tu corte y por tu pueblo, para que se acaben las ranas en tu palacio y queden sólo en el Nilo. 10 Respondió: Mañana. Dijo Moisés: Así se hará, para que sepas que no hay otro como el Señor, nuestro Dios. 11 Las ranas se alejarán de ti, de tu palacio, de tu corte y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Nilo. 12 Moisés y Aarón salieron del palacio del Faraón. Moisés suplicó al Señor por lo de las ranas, como había convenido con el Faraón. 13 El Señor cumplió lo que pedía Moisés: las ranas fueron muriendo en casas, patios, campos, 14 y las reunían en montones, de modo que todo el país apestaba. 15 Viendo el Faraón que le daban respiro, se puso terco y no les hizo caso, como lo había anunciado el Señor. 16 Dijo el Señor a Moisés: Dile a Aarón: Extiende tu bastón y golpea el polvo del suelo, y se convertirá en mosquitos por todo el territorio egipcio. 17 Así lo hicieron. Aarón (Hendió la mano y con el bastón golpeó el polvo del suelo, que se convirtió en mosquitos que atacaban a hombres y animales. Todo el polvo del suelo se convirtió en mosquitos por todo el territorio egipcio. 18 Intentaron los magos hacer lo mismo sacando mosquitos con sus encantamientos, y no pudieron. Los mosquitos atacaban a hombres y animales. 19 Entonces los magos dijeron al Faraón: Es el dedo de Dios. Pero el Faraón se empeñó en no hacerles caso, como lo había anunciado el Señor. 20 Dijo el Señor a Moisés: Madruga mañana, preséntate al Faraón cuando sale hacia el río y dile: Así dice el Señor: deja marchar a mi pueblo para que me rinda culto; 21 si tú no sueltas a mi pueblo, yo soltaré moscas contra ti, contra i u corte, tu pueblo y tu familia, se llenarán de moscas las casas de los egipcios y también los terrenos donde viven. 22 Ese día daré trato diverso al territorio de (¡osen, donde reside mi pueblo, de modo que allí no habrá moscas; para que sepas que yo, el Señor, estoy en el país. 23 Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana sucederá este signo. 24 El Señor lo cumplió: nubes de moscas invadieron el palacio del Faraón y de su corte y todo el territorio egipcio, de modo que toda la tierra estaba infestada de moscas. 25 El Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Vayan a ofrecer sacrificios a su Dios en mi territorio. 26 Respondió Moisés: No nos es lícito hacerlo, porque habríamos de ofrecer en sacrificio al Señor, nuestro Dios, lo que abominan los egipcios; si inmolamos a su vista lo que ellos abominan, nos apedrearán; 27 tenemos que hacer un viaje de tres días por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios, como nos ha mandado. 28 Replicó el Faraón: Yo los dejaré marchar al desierto con sus víctimas para el Señor, su Dios, a condición de que no se alejen. Recen por mí. 29 Dijo Moisés: Cuando salga de tu presencia rezaré al Señor para que aleje las moscas de ti, de tu corte y de tu pueblo mañana mismo. Pero que el Faraón no vuelva a usar engaños para no dejar salir al pueblo a ofrecer sacrificios al Señor. 30 Moisés salió de la presencia del Faraón, y rezó al Señor. 31 El Señor hizo lo que Moisés pedía: alejó las moscas del Faraón, de su corte y de su pueblo, hasta no quedar ni una. 32 Pero el Faraón se puso terco también esta vez y no dejó salir al pueblo. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.