En ese momento, Jesús lleno de alegría en el Espíritu Santo, exaltó a Dios diciendo: – Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, pues ocultaste estas cosas a los que se creen sabios y entendidos, y las revelaste a los humildes, que son como niños; Sí Padre, porque esa fue tu voluntad.
Ahora mi alma está angustiada, ¿y qué diré? ¡Oh, Papá! ¿Sálvame de este momento de angustia?; pero me pongo a pensar que para este momento vine a la tierra.
En Cristo también fuimos llamados a ser herederos, según su propósito y su plan, de acuerdo con su perfecta voluntad, de que todas las cosas tengan sentido en Él;
En Cristo nos dio a conocer íntimamente su maravilloso plan de salvación, que había diseñado con tanto placer y que antes solo era un misterio de su voluntad.
que nos salvó y nos llamó, con una vocación santa. Esta salvación no se da por nuestras propias obras, sino a través de una gracia redentora que nos fue dada por medio de Jesucristo, desde la eternidad.